2022/05/03

Georges MOUSTAKI

 

Nació en 1934 en Alejandría, en el seno multicultural de una familia de origen griego. Su padre tenía la mejor librería de esta mítica ciudad y estudió en el Liceo Francés. Pronto se siente fascinado e integrado en la cultura francesa de modo que cuando llega a París con 17 años conoce perfectamente los lugares sobre los que ha leído y los cantantes que ha escuchado en la radio. Trabaja como vendedor de libros de poesía a domicilio…

Conoce y vive el París de los años 50, frecuenta locales, tertulias, reuniones, personas como Georges Brassens (cuyo nombre de pila adopta), Juliette Greco, Yves Montand, Edith Piaf y tantos nombres hoy míticos como él mismo. Comienza a componer para ellos. Y para sí mismo. Su gran éxito Le métèque (El extranjero) le acompañará desde 1968. En 1971 toca por primera vez en España, la censura le retoca el repertorio pero compone En Mediterranée, a última hora y tras el concierto es expulsado de España; había cantado «En esta cuenca, donde juegan/ los niños con ojos negros/ hay tres continentes/ y siglos de historia,/ Profetas de Dios/, el Mesías mismo/ (…) El cielo está desolado/ en la cima de la Acrópolis./ Y Libertad no se dice en español./ Siempre se puede soñar desde Atenas y Barcelona (…)».

Volvería en 1976 para ser una de las voces de la transición política a la democracia llenando locales, plazas, polideportivos y teatros. Ha fallecido en Niza dejando incontables canciones (solo para Piaf escribió unas cuarenta) en unos treinta discos (más recopilatorios), otra treintena de composiciones para el cine y el teatro y ocho o diez libros.



Con mi soledad 

Por haber dormido tan a menudo con mi soledad
se ha convertido casi en una amiga, en una dulce costumbre.
No me deja ni un momento. Fiel como una sombra
me ha seguido por todas partes, por los cuatro rincones del mundo.

No, nunca estoy solo,

con mi soledad

Cuando se tiende en mi cama, la ocupa toda entera,
y pasamos largas noches, los dos, frente a frente.
Realmente no sé hasta dónde me seguirá esta cómplice.
Será preciso que me acostumbre o reaccione.

No, nunca estoy solo,

con mi soledad

Por su culpa he visto tanto que he llorado.
Si alguna vez la rechazo, nunca se rinde y,
aunque a veces prefiera el amor de alguna otra cortesana,
ella será, en mi último día, mi última compañera.

No, nunca estoy solo,

con mi soledad.

Le Métèque

Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
Et mes cheveux aux quatre vents
Avec mes yeux tout délavés
Qui me donnent l’air de rêver
Moi qui ne rêve plus souvent
Avec mes mains de maraudeur
De musicien et de rôdeur
Qui ont pillé tant de jardins
Avec ma bouche qui a bu
Qui a embrassé et mordu
Sans jamais assouvir sa faim

Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
De voleur et de vagabond
Avec ma peau qui s’est frottée
Au soleil de tous les étés
Et tout ce qui portait jupon
Avec mon cœur qui a su faire
Souffrir autant qu’il a souffert
Sans pour cela faire d’histoires
Avec mon âme qui n’a plus
La moindre chance de salut
Pour éviter le purgatoire

Avec ma gueule de métèque
De Juif errant, de pâtre grec
Et mes cheveux aux quatre vents
Je viendrai, ma douce captive
Mon âme sœur, ma source vive
Je viendrai boire tes vingt ans
Et je serai prince de sang
Rêveur ou bien adolescent
Comme il te plaira de choisir
Et nous ferons de chaque jour
Toute une éternité d’amour
Que nous vivrons à en mourir

Et nous ferons de chaque jour
Toute une éternité d’amour
Que nous vivrons à en mourir.


El Extranjero 

Con mi cara de extranjero
de judío errante, de pastor griego
y mis cabellos a los cuatro vientos.

con mis ojos totalmente abiertos,
que me dan un aire de soñador
que nunca sueña muy a menudo.

Con mis manos de ladrón,
de músico y de merodeador
que han pillado en muchos jardines.

Con mi boca que ha bebido,
que ha besado y ha mordido
sin jamás saciar su hambre.

Con mi cara de extranjero,
de judío errante, de pastor griego,
de ladrón y de vagabundo.

Con mi piel que se ha restregado
al sol de todos los veranos
y con todo lo que llevaba enaguas.

Con mi corazón que ha sabido hacer
sufrir mucho a quien ha sufrido,
sin por ello hacer historias.

Con mi alma que no tiene ya
la mínima posibilidad de salvación
para evitar el purgatorio.

Con mi cara de extranjero,
de judío errante, de pastor griego,
y mis cabellos a los cuatro vientos.

Yo vendré, mi dulce cautiva,
mi alma gemela, mi fuente viva.
Vendré a beber tus veinte años.

Y seré un príncipe verdadero,
un soñador o bien un adolescente,
como tú prefieras escoger.

Y haremos de cada día
toda una eternidad de amor,
que viviremos para morir.

Y haremos de cada día
toda una eternidad de amor,
que viviremos para morir.

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