2022/02/21

W.H. AUDEN

 


Wystan Hugh Auden (1907-1973) nació en la ciudad de York, Inglaterra, el 21 de febrero de 1907. El hijo de un doctor mostró interés en la ciencia, pero pronto reveló su entusiasmo por la poesía. Estudió en la Escuela Greshan y en 1925 ingresó al Christ Church College de la Universidad de Oxford. Después de completar sus estudios en 1928, enseñó durante cinco años en Escocia e Inglaterra.w h auden

Durante la década de 1930 formó parte de un grupo de jóvenes poetas que se caracterizaron por una fuerte influencia izquierdista y fue considerado un poeta de referencia en los círculos intelectuales de la ideología izquierdista durante la gran depresión. Su primer libro fue «Poemas» (1930). Luego escribió «La danza de la muerte» (1933), y la obra «El perro bajo la piel» (1935), con la colaboración de su amigo y compañero Isherwood. Ese mismo año, se casó con Erica Mann, hija del escritor Thomas Mann, para ayudarla a llevar un pasaporte británico para escapar de la Alemania nazi. En 1936 publicó «Funeral Blues». En 1939 se mudó con su pareja Isherwood a los Estados Unidos. Sus obras escritas en la década de 1940, en su mayor parte, reflejan su preocupación por los temas religiosos. En 1947, W. H. Auden publica «Age of Anxiety», un largo poema dramático que le otorgó el Premio Pulitzer en 1948. En 1948, después del final de la Segunda Guerra Mundial, el escritor regresó a Europa. Entre 1948 y 1972 pasó el invierno en Estados Unidos y el verano en Europa. En 1958 compró una casa en Kirchstellen, Austria. Entre 1956 y 1961, fue profesor invitado de poesía en Oxford durante tres meses al año. En 1972 regresó a la Iglesia de Cristo como escritor residente. Deja su casa de invierno en Nueva York y regresa a Oxford.W. H. Auden murió en Viena, Austria, el 29 de septiembre de 1973. Su cuerpo fue enterrado en Kirchstetten, Austria. Su poema «Funeral Blues» fue recitado en la película Four Weddings and a Funeral, protagonizada por Hugh Grant, en 1994.


Funeral blues

Paren todos los relojes, descuelguen el teléfono,
Eviten que el perro ladre dándole un hueso jugoso,
Silencien los pianos, y con un apagado timbal,
Saquen el ataúd, dejen pasar a los deudos.

Que los aviones nos sobrevuelen en círculos luctuosos
garabateando en el cielo el mensaje Él ha muerto,
Pongan un crespón alrededor de los cuellos blancos de las palomas,
Que los policías de tráfico usen guantes negros de algodón.

Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
Mi semana de trabajo y mi descanso dominical,
Mi mediodía, mi medianoche, mi palabra, mi canción;
Creí que el amor sería eterno, pero me equivoqué.

Ya no deseo las estrellas: apáguenlas todas;
Llévense la luna y desmantelen el sol;
Vacíen el océano y talen los bosques,
Porque ya nada puede volver a ser como antes.



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