2022/01/14

PORFIDIO BARBA

Seudónimo de Miguel Ángel Osorio Benítez. Nació el 29 de julio de 1883 en Santa Rosa de OsosAntioquia (Colombia).


Su vida bohemia y errante lo llevó a diversos países, y en particular a México, donde ejerció el periodismo durante muchos años.

Megalómano y contradictorio, siempre propenso al escándalo, enriqueció la leyenda sobre su extravagante persona con una producción poética peculiar, casi toda escrita entre 1907 y 1925, en la que se mostró delirante y desesperado, pero capaz de conciliar sus inquietudes existenciales con una expresión depurada.


Así recuperó a su manera las aportaciones de los poetas "malditos" del siglo XIX, románticos y simbolistas, con lo que perpetuaba algunas orientaciones del modernismo hispanoamericano y anunciaba otras, que una vanguardia renovada pondría poco después en circulación.

Canciones y elegías (1932) y Rosas negras (1933) fueron las primeras recopilaciones de su obra, realizadas por el escritor guatemalteco Rafael Arévalo Martínez.

Fue incluido en la Antología de la poesía mexicana moderna (1928) preparada por el poeta Jorge Cuesta.

La realización más completa de sus obras es la realizada en 1985 por Fernando Vallejo con el título de Poemas.

Porfirio Barba falleció el 14 de enero de 1942 en Ciudad de México.



CANCION DE LA VIDA PROFUNDA

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonríe.
La vida es clara, undívaga, y abierta como un mar.

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de oscuro pedernal:
la noche nos sorprende, con sus profusas lámparas,
en rútiles monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan plácidos, tan plácidos...
(¡niñez en el crepúsculo! ¡Lagunas de zafir!)
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.

Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo,
y acaso ni Dios mismo nos puede consolar.

Mas hay también ¡Oh Tierra! un día... un día... un día...
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables
¡un día en que ya nadie nos puede retener

BIZI ONDOAREN DOINUA

Ai, nolako ariñak diran gure egun batzuek!...
Ala, aizetan arrotuta dabiltzan zakar-autsak.
Agian beste nunbaiten zai neukan zoriona,
bide argi ta zabala bai-du gure bizitzak.
 
Ai! ta nolako emakorrak beste egun batzuek!...
Alatsu Udaberriz soroak emaitzez aberats,
Euri gozopean gogo baratzak esnatuaz...
Biotz-lore usaiz bete da mendi ta egurats.
 
Ta beste egun batzuek, ain nara ta paketsu!...
—Iñular-aurtzaro, zafir-aintziren antzekoak—.
Aietan edozein bertsok, naiz txorien egadak,
naiz biotz-miñek pozten dizkigu biotz-ondoak.
 
Ta zenbait egun illunetan, ain gera lardatsak!...
Alatsu sukarri beltzaren barruko illuna.
Gaba uste gabean datorkigu argi-mutillez
Dirdaika eskeiñiz On eta Gaitzaren txanpona.
 
Ta beste aldi batzuetan, ain gera lizunak!...
Aietan alperrik galtzen degu eme-irritsa.
Ta gerri ta bular guriak gozartu ondoren,
emaitz-muiñak biotzean sartzen digu izotza.
 
Ta urrengoan ain dira goibelak gure zeruak!...
Alatsu dira negartiak ostrope arteak.
Alakoetan intziriz dago biotz minbera;
Itxiak bai-dauzka beretzat zeruko ateak.
 
Baiña egun bat ere izango det —oi! nere Lurra!—
Itzulik gabeko bidean jarriko nauena!
Aizeak etsipen doiñua emango dutena!
Geldi eziñeko gurdian galduko naizena!
 



No hay comentarios:

Publicar un comentario