2021/10/25

ALFONSINA STORNI

 La poetisa del modernismo Alfonsina Storni, nació el 29 de mayo de 1892 en Capriasca, Suiza. Era la tercera hija de Alfonso Storni y Paulina Martignoni.

Sus padres se habían mudado a Suiza en 1891, luego de ser dueños de una cervecería en San Juan, Argentina. Tenía dos hermanos mayores Romeo y María.

A los cuatro años de edad, retorna con sus padres a San Juan, donde nace su hermano Hildo. Vivieron una mala situación económica, tomando la decisión de mudarse en 1901 a Rosario.

Una vez allí, montaron un Café suizo donde Alfonsina trabajaba limpiando y atendiendo a los clientes.

Su primer poema lo escribió a los 12 años y estaba inspirado en la muerte. Lo colocó debajo de la almohada de su madre, quien al leerlo le propinó varios capirotazos en la cabeza, explicándole que la vida es bella.

Su padre era un hombre alcohólico y depresivo, quien murió en 1906. Para esa época, Storni no paraba de escribir poemas. Su madre se volvió a casar y se mudó a Butinza, donde daba clase de canto y música.

ENTRE LA DOCENCIA Y LA POESÍA

Alfonsina se fue a Coronda para estudiar en el Magisterio y comenzó a trabajar de vigilante en la escuela costear sus gastos. Al darse cuenta que lo que gana no le alcanza comienza a cantar como corista en un teatrillo en Rosario.

Fue maestra en la Escuela Normal de Lenguas Vivas y en el Teatro Infantil Lavardén y como directora del internado de Marcos Paz.

Participó en revistas famosas como Mundo Rosarino, Monos y Monadas, Caras y Caretas, Nosotros, La Nota y también en el periódico La Nación. Obtuvo varios premios literarios y compartió sus ideas literarias con grandes escritores.

Las letras de Storni concurrieron entre dos etapas. La primera con aires modernitas donde relucen La quietud del rosal (1916), El dulce daño (1918), Languidez(1920), y Ocre(1920).

La segunda etapa basada en un visión irónica, oscura y angustiosa, donde escribe Mundo de siete pozos (1934) y Mascarilla y trébol (1938). Incursionó en el Teatro de Cervantes con “El amo y el mundo” y “Dos farsas pirotécnicas”.

Tuvo un hijo: Alejandro, quien nació el 21 de abril de 1912, cuyo padre era desconocido.


FINALMENTE SE DEJÓ ABRAZAR POR EL MAR

Alfonsina sufría de nervios, ataques de pánico y ansiedad. Fue diagnosticada con cáncer de mama en mayo de 1935, lo que empeoró su situación mental.

Es sometida a tratamientos dolorosos y se convierte en una persona retraída y con mucho temor por la muerte.

Storni consideraba el suicidio como una elección propia y en varias ocasiones sus pensamientos de muerte la llevaron a escribir poemas y hasta una canción llamada “Alfonsina y el mar”, la cual fue un presagio de su muerte.

El 25 de octubre de 1938, encontraron su cuerpo sin vida en la playa La perla, en el Mar del Plata. Finalmente se dejó abrazar por el agua de ese mar profundo y ancho que tanto le fascinaba.

Sus restos se encuentran en el Cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires.

Pudiera ser
Pudiera ser que todo lo que en verso he sentido    
no fuera más que aquello que nunca pudo ser,
no fuera más que algo vedado y reprimido
de familia en familia, de mujer en mujer.
Dicen que en los solares de mi gente, medido        
estaba todo aquello que se debía hacer…
Dicen que silenciosas las mujeres han sido
de mi casa materna… Ah, bien pudiera ser…
A veces en mi madre apuntaron antojos
de liberarse, pero, se le subió a los ojos               
una honda amargura, y en la sombra lloró.
Y todo esto mordiente, vencido, mutilado,
todo esto que se hallaba en su alma encerrado,
pienso que sin quererlo lo he libertado yo.

 

 

Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
De ser dichas. Palabras
Que de viejas son nuevas.

Dos palabras tan dulces que la luna que andaba
Filtrando entre las ramas
Se detuvo en mi boca. Tan dulces dos palabras
Que una hormiga pasea por mi cuello y no intento
Moverme para echarla.

Tan dulces dos palabras
?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
Cortar estrellas.

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