2020/04/02

CORONABIRUSA- DEDICADO A ALGUIEN QUE HAYA PERDIDO UN SER QUERIDO



Heriotza bizitzaren atala da
La muerte es una parte de la vida

Ulises eta hilezkortasuna: Calipsok hilezkortasuna eskaini zion Ulisesi. Ulisesek uko egin zion eskaintzari, nahiago zuen Itakara itzuli, Peneloperekin itzuli, bizitzaren aldeko apustua. egin.
Ulises y la inmortalidad: Calipso ofreció la inmortalidad a Ulises. Ulises rechazó la oferta, prefería volver a Itaca, a casa, volver con Penélope, aposto por la vida.
Zer gertatzen da ezin dugunean agurtu joan zaigunhurbileko bat?
¿Que pasa cuando no podemos despedir a alguien cercano que se ha muerto?
HONRAR, PAUSAR, SENTIR
La muerte es siempre una interrupción. A pesar de ser la última piedra del camino, a pesar de que sabemos que llegará antes o después, su venida nos corta, nos rompe, nos detiene. Incluso cuando la enfermedad ha sido larga y el alivio del final es una ambivalencia inevitable, la muerte de un ser querido nos interrumpe el amor. No nos deja seguir amando de la misma manera, quizá en forma de rutinas, de una relación que tenía sus más y sus menos, como todas, pero que en mayor o menor medida se apoyaba en el vínculo. El duelo, la despedida, los funerales, los pésames, la liturgia en general nos da un respiro en esa abrupta interrupción. Con las llamadas de los amigos y familiares que nos hacen volver a abrir el grifo temporalmente cerrado del llanto, vamos depositando lo que, a veces en vida, estaba revoloteando alrededor de la relación sin posibilidad de concreción.Entonces caemos en la cuenta de lo que significaba para mí esta persona, de lo que se lleva de mí cuando se va, y es precisamente ese reconocimiento, esa honra, la que es posible cuando compartimos. Si, como en estas circunstancias, no podemos hacerlo arropados por el grupo numeroso que le conoció, que conocía nuestra relación en vida, tendremos que encontrar el momento para hacerlo como podamos. Pero hacerlo. Quizá tengamos que pausar los abrazos, quizá pausar el tiempo juntos para recordar, pero solo pausar. Necesitaremos hacerlo más adelante y recuperar el ritual, el memorial, cuando nos volvamos a juntar. Mientras tanto, si lo necesitamos, hablar, hablar y hablar de quién fue para mí, quién sigue siendo, aunque ya no esté; pero también el aislamiento emocional para despedirme a mi manera, recordando en un homenaje privado. Llorar con quien sienta cerca, bien sea por teléfono o por videollamada, y despedirme, también a solas, sin miedo a aislarnos un rato dentro del aislamiento.No poder despedirse en persona es un acto que va contra nuestra naturaleza, contra la naturaleza del vínculo en vida, y será difícil de asumir y colocar, pero la relación permanece en la cabeza y en el corazón, y es esa la que honrar. El dolor es el resultado de haber amado.



Heriotzaren presentziak
bizitzaren 
edertasuna goraipatzen du

El tener presente la muerte

realza  la belleza de la vida

 Baserriko lorak





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