2022/03/03

AUSIAS MARCH

(¿Gandía?, 1397 - Valencia, 1459) Poeta medieval en lengua catalana. Ausiàs March pasó su juventud en el ejercicio de las armas y en 1415 representó al estamento militar en las Cortes de Valencia, cuando aún no había sido armado caballero. En 1419, conseguido el título, se enroló en la expedición de Alfonso V de Aragón a Cerdeña y Córcega. En 1424 se incorporó a la escuadra al mando de Federico de Luna, que iba a combatir contra los piratas de los mares de Sicilia y del Norte de África. En 1429 fijó su residencia en Gandía. Alfonso V premió sus servicios concediéndole poderes absolutos en la jurisdicción de Beniarjó, Pardinas y Verniza, y además le nombró halconero mayor de los servicios de cetrería que el rey poseía en Valencia. Posteriormente, Ausiàs March se vio envuelto en numerosos pleitos Se casó dos veces, con Isabel Martorell (1437), hermana del novelista Joanot Martorell, y con Joana Escorna (1443), quedando viudo en ambas ocasiones. Ausiàs March fue el primer poeta culto catalán que rompió con la tradición provenzalizante. Su obra, compuesta de 143 poesías, se caracteriza por una conjunción novedosa de temas y formas heredados de los trovadores provenzales y del dolce stil novo, y por sus reflexiones doctrinales y filosóficas, que reflejan la evolución moral del autor. Un primer ciclo (1427-1445) se centra en los poemas dirigidos a Llir entre cards y Plena de seny, seudónimos de las damas que los motivaron. El segundo ciclo, que se extiende hasta la muerte del poeta, comprende los seis Cantos de muerte, el Canto espiritual y los poemas filosóficos. Lo más destacable de Ausiàs March es la pureza con que utiliza el idioma catalán. En 1539 Baltasar Romaní reunió cuarenta y seis poemas con su correspondiente traducción al castellano y en 1560 el escritor y músico Jorge de Montemayor tradujo noventa y siete poemas. La obra de Ausiàs March está considerada la más extensa de la literatura medieval en su área cultural; como introductor de las tendencias italianas, su papel en la literatura catalana es comparable al de Garcilaso de la Vega (en cuya obra influyó) en la literatura castellana.


 
Como el hambriento, que hartar dessea
su peligrosa hambre en la vianda,
y aunque en un ramo dos mançanas vea,
que ygualmente el desseo le demanda,
jamás lo cumplirá hasta que sea
inclinado el desseo a la una vanda;
assí elegí de dos a quien servía
a vos, en quien Amor sin fin sería.

  Si dos ferozes vientos ygualmente
la mar combaten, brama y s'embravesce:
Levante sopla tanto y el Poniente,
qu'el uno vence y otro s'enflaquesce.
Assí es mi pensamiento, a do se siente
que dos desseos combaten, y él se offresce
a luego elegir uno, el qual se inflama
derechamente en vos, do bive y ama.

   Y no creáys que soy tan innocente,
que vuestra gran ventaja no he sabido,
mas muere el cuerpo triste porque siente
que su deleyte solo va perdido; 
y de su parte alega (astutamente)
qu'el fuego allí primero es encendido,
y qu'él siente más gloria, o más tormento,
y no hay que hazer más, si él es contento.

   El casto entendimiento acude presto 
y su razón deshaze a gran porfía,
diziéndole que amo, con prosupuesto
con que un raposo o lobo amar podría:
límite hay en su amor, y no es honesto,
sino appetito bruto y osadía. 
Si en fuego el que assí ama está caýdo,
no sea llorado, no, ni defendido.

   Su gran sensualidad vence contino;
si aquél no es el primero movimiento,
allí está el ser, allí el juyzio fino,
la voluntad se rinde en un momento.
Querer contradezillo es desatino,
ni obrar la voluntad sin su contento,
el señorío le otorga, y si es astuta,
se dexará vencer quando hay disputa. 

   Al cuerpo dize, ¿aún tu desseo porfía?
Tu amor es vano, y tu desseo incierto;
en un punto es enojo tu alegría,
cansado quedas y enojado cierto.
No havrá plazer en ti que ture un día,
ni sirve al buen amor tu desconcierto;
el bien querer es bueno de contino,
y deste bien no aciertas el camino.

   Si el mundo tiene en sí un bien cumplido
por mí lo alcança (en fin) el hombre humano, 
quien algo sin mí espera está tenido
por loco, nescio, o del todo vano;
que quanto el entender es más subido,
tanto es aquel deleyte más que humano:
¡quán subtil arte el pensamiento tiene 
si de manjares finos se mantiene!

   Dulce señora mía, yo no veo
plazer sin vos que pueda dar contento;
en vos los mis deleytes aposiento,
vuestra alma sola es fin de mi desseo.

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