2022/03/25

Ana BLANDIANA

 Ana Blandiana (Timișoara, Rumanía, 1942) es, sin duda, una de las poetas más relevantes de las letras europeas. En su vasta obra poética destacan títulos como Octubre, noviembre, diciembre (1972), El sol del más allá (2000), El reflujo de los sentidos (2004) y Mi patria A4 (2010). Blandiana concibe la literatura como una forma de testimonio y de resistencia ante el terror de la historia. Su poética, intimista y de sencillez expresiva, contiene una gran carga filosófica y está enraizada en el sentimiento trágico de la existencia.



Variaciones sobre un tema dado
 (2018) es un largo poema de amor escrito tras la muerte de su marido, un extenso monólogo dramático donde la pérdida personal se convierte en una victoria del amor sobre la muerte: la poeta cambia la tradición de la elegía trazando un viaje místico en el que transforma la ausencia del amado en una presencia real. Un libro con profusas alusiones a Dante y a la Biblia, y al mito de Eurídice y Orfeo, que Blandiana recrea invirtiendo los roles de género, presentando a una desolada Eurídice que lamenta la muerte de Orfeo.

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Recuerdo que una vez me pregunté
Si tú y yo tendríamos dos ángeles de la guarda,
Porque estando siempre juntos
Habría sido un despilfarro.
Uno solo habría sido suficiente.
No se me pasó por la cabeza
Que pudiéramos separarnos
Y entonces el ángel
Se hubiera visto obligado a elegir
O, tal vez, uno de nosotros hubiera tenido que renunciar.
Sinceramente dime:
¿No te pesa haberlo dejado
Solo para mí?

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«Me gustaría que muriéramos juntos», me decías, y yo
me reía: «¿Te parece normal que viva siete años menos
que tú?». Pero tú me contestabas serio: «¿Cómo podríamos encontrarnos si no en la eternidad?». Y tu lógica era
tan convincente que aceptaba, medio en broma, que sería
bueno morir a la vez.

Ahora me pregunto también, con tu seriedad de
entonces, cómo nos vamos a poder encontrar alguna vez,
dónde y cómo podría buscarte en el más allá. La única
posibilidad sería que me esperases en la frontera, pero no
puedo decirte cuándo y no estoy segura de que te dejaran
quedarte sin fecha de vuelta allí.

Lo más probable es que, durante una eternidad, nos
busquemos el uno al otro en el caos, así como nos buscamos
en la tierra hasta que tuvimos la suerte de encontrarnos.

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Me pregunto a menudo si allí donde estás te sirve de
algo lo que sabías aquí,
o si tienes que volver a aprenderlo todo como el que
llega al mundo y aprende a andar y a hablar.
Quizás para llegar al otro mundo tengas que nacer de
nuevo (llegar al mundo significa precisamente nacer) y (así
como aquí no recordamos nada de lo que éramos antes
de nacer) tampoco recuerdes nada allí del mundo que
fue nuestro.
Y aún es mío.

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Siempre
He soñado con estar sola
Porque siempre
Había mucha gente a mi alrededor.
Solo tú eras yo.
Solo tú renunciabas al plural,
Al múltiplo de dos,
Solo tú sabías construir una soledad
En la que cabíamos los dos.

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Así como en no sé qué parte de África los indígenas
rezaban ante el fuego que encendían, yo te invento a ti y
luego hablo contigo.
Te pido consejos que no escucho, te enseño mis
manuscritos y no cambio nada de lo que escribí.
Lo importante es sentirte a mi lado, después de olvidar
que te he inventado.

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¿Acaso la palabra amor
Es demasiado general, demasiado confusa,
Inexacta para lo que existe entre nosotros?
¿Acaso era adecuada hace tiempo
Cuando se trataba de dos,
Dos seres
Que se acercaban el uno al otro en la tormenta
Sin saber
Lo que les ocurriría
Sintiendo solo
Que les iba a ocurrir algo juntos?
Pero ahora, décadas después,
Cuando ya no hay distinciones
Ni líneas divisorias,
Por muy tenues que sean,
Y la palabra alma no tiene plural,
Decir te amo es una delimitación,
El subrayado de una diferencia
Que ya no existe mentalmente,
Un retroceso
De la única criatura capaz
De encarnar a los dos
Como si nos empeñásemos en averiguar
Quién de nosotros ha muerto.

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