Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido, y los años pasan de prisa.
De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
qué largo camino de angustia y de silencios.
Y estamos donde estamos, más vale saberlo y decirlo
y asentar los pies en la tierra y proclamarnos
herederos de un tiempo de dudas y de renuncias
en que los ruidos ahogan las palabras
y con muchos espejos medio enmascaramos la vida.
De nada nos vale la añoranza o la queja,
ni el toque de displicente melancolía
que nos ponemos por jersey o corbata
cuando salimos a la calle. Tenemos a penas
lo que tenemos y basta: el espacio de historia
concreta que nos corresponde, y un minúsculo
territorio para vivirla. Pongámonos
de pie otra vez y que se sienta
la voz de todos solemne y claramente.
Gritemos quién somos y que todos lo oigan.
Y al acabar, que cada uno se vista
como buenamente le apetezca, y ¡adelante!
que todo está por hacer y todo es posible.
Si fueses tierra crecería en ti
y daría frutos de una rara dulzura,
sería fiel a los caminos que te surcan la piel
y a los ríos secretos que te atraviesan la entraña.
Si fueras mar pediría prestado el viento
para desvelarte remotísimos ecos.
Si fueras lluvia te recibiría todo desnudo.
Si fueras bosque amaría la sombra.
TODO ES PROPICIO
Todo es propicio en tus ojos que me abren
profundas vastedades, todo se me revela
denso como la tarde detrás de las cortinas.
No me quiero encontrar solo.
En el centro del silencio
que me envuelve estás tú, y el tacto cálido
de aquellas manos con que recoges la vida
que, esperanzado, a manos llenas te doy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario