León Tolstoi fue un gran novelista ruso, profundo pensador social y moral, y uno de los más grandes autores del realismo de todos los tiempos. Hijo de un terrateniente, nació en 1828 en Yásmaia Polonia, la cual era la propiedad agrícola de su familia en Moscú.
León quedó huérfano rápidamente, su madre murió cuando el sólo tenía dos años y su padre murió en 1837. Por ello, tuvo que trasladarse al hogar de sus tías, su vida llena de comodidades continuo sin ningún problema. Tuvo tutores franceses y alemanes, y a los 16 años, ingresó en la Universidad de Kazán, donde estudio lenguas y más tarde leyes.
Durante su juventud fue descrito como un joven sin vergüenza, ocioso, libertino, consumidor de alcohol, jugador de cartas y mujeriego, sus familiares aseguraban que León no tenía ninguna convicción moral y religiosa. Vivió algún tiempo tanto en la bulliciosa Kazán como en la corrompida y deslumbrante ciudad de San Petersburgo. Luego volvió a su pueblo natal donde estuvo concretamente en la granja familiar ubicada en Yasnaia Poliana, fue testigo de la dura vida de los siervos, de su miseria y el dolor que afrontaban. A raíz de esta deprimente experiencia, se prometió ayudar para el mejoramiento y enmienda de las opresivas condiciones de los pobres. No confiaba en la gente.
Después de haber intentado mejorar las condiciones de vida de siervos de sus tierras, se metió de lleno en la disipada vida de alta sociedad aristocrática moscovita, a la que prometió en sus diarios gentilmente reformar. En 1851, decidió incorporarse también al Ejército ruso. Decidió ingresar a la carrera militar, luego de un tiempo fue nombrado oficial de artillería. Vivió duras experiencias en los enfrentamientos contra las guerrillas tártaras en las fronteras del Cáucaso, logró descubrir su nivel de temeridad y desprecio por la muerte. En ese sentido, desarrolló una nueva fe panteísta y un indeleble y singular misticismo. Allí estuvo en contacto con los cosacos, que se convertirían en los protagonistas de una de sus mejores novelas cortas, en ella compara el cansancio y la juventud moscovita con el vigor y la vida al aire libre de los cosacos, que representa con simpatía y un profundo realismo poético.
Su inclinación por la libertad de palabra para todos fue una cuestión muy juzgada en ese momento, despertó la ira del gobierno y hasta de los disidentes políticos, que a los pocos años mandó cerrarla. Era uno de los primeros reveses de su proyecto reformador. Sus discrepancias y conflictos con la Iglesia Ortodoxa también se hicieron notorias cuando negó abiertamente su parafernalia litúrgica, y la catalogó como una inútil profusión de iconos. Tolstoi se había convertido en un hombre odiado por casi todas las esferas de la sociedad rusa.Estuvo cerca del suicidio, escondía todos los instrumentos que pudieran ayudarle a suicidarse. Es una continua búsqueda del sentido de la vida.
Escribió varias veces sus obras, por ejemplo escribió Anna Karenina 12 veces. Sus personajes siempre llevaron desenlaces dramáticos y condiciones de vida extremas. Sus obras literarias superan los 90 volúmenes, creo su propio sistema de educación, su propio sistema religioso y filosófico.
Al final de sus días Tolstói vivió entre campesinos, predicando con el ejemplo su doctrina de la pobreza, trabajó como zapatero durante varias horas al día, reparte limosna y deja de escribir. Estuvo muy distanciado de su familia, que no podía aceptar su forma de vida, desarrolló la teoría de la no violencia, se alimentaba de vegetales. Murió en la estación de tren de Astapovo, Riazán (Rusia) el 2o de noviembre de 1910, cuando pretendía abandonar sus posesiones para incomunicarse en algún territorio solitario. Tenía 82 años.
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