2022/02/01

Wislawa Szymborska



«De cien kilos es el corazón de la orca, pero no le pesa». Esta es una buena frase para presentar la obra de Wislawa Szymborska.
Wislawa Szymborska nació el 2 de julio de 1923, en una localidad de Polonia que se encuentra cerca de la ciudad de Poznán. Es recordada por haber compuesto obras de innegable valor literario explorando diversos géneros, tales como el ensayo, la poesía, la traducción y la crónica.
En 1996 fue condecorada con el Premio Nobel de Literatura. Si bien esto supuso una rotunda visibilidad en su obra, la propia Szymborska expresó en varias entrevistas que durante el período posterior al anuncio, teniendo que exponerse a innumerables entrevistas y apariciones mediáticas, se sintió absolutamente aturdida y enfadada consigo mismo por la aceptación del galardón.La poesía de Wislawa Szymborska tiene dos cualidades que la vuelven insólita e incomparable. La primera es que se construye de un lenguaje cotidiano que podemos comprender a simple vista. La segunda, con esas palabras del día a día fue capaz de conformar una obra única, que arrasa nuestros sentidos y nos obliga a pensar en el lenguaje como material susceptible de ser transformado en sentidos.

En la obra de Szymborska se notan dos momentos bien definidos. Una primera etapa de intimismo en la que destacan libros como Busco las palabras o Preguntas planteadas a una misma. Y una segunda etapa mucho más social donde hay una búsqueda poética de lo colectivo y lo vital; podrías señalar libros como Por si acasoAquí y Un gran número, entre otros.

Wislawa, que vivió prácticamente toda su vida en Cracovia ha escrito los poemas más hermosos y sencillos de la poesía universal y es una autora que nadie debería perderse. Humildemente como llegó, como se atrevió a posar cuando le entregaron el Nobel de Literatura, antes de regresar a su pequeño apartamento de Cracovia. Humildemente como vivió se marchó de este mundo, el 1 de febrero de 2012.

NUBES

Con la descripción de las nubes
debería darme mucha prisa,
en una milésima de segundo
dejan de ser ésas y empiezan a ser otras.
 
Es propio de ellas
no repetirse nunca
en formas, matices, posturas y orden.
 
Sin la carga de ningún recuerdo
se elevan sin problemas sobre los hechos.
 
¡De qué van a ser testigos!,
en un segundo se disipan en todas direcciones.
 
En comparación con las nubes
la vida parece tener los pies sobre la tierra,
se diría que es inmutable y prácticamente eterna.
 
Frente a las nubes
hasta una piedra parece un hermano
en el que se puede confiar
y las nubes, nada, primas lejanas y frívolas.
 
Que exista la gente si quiere,
y después que se muera uno tras otro,
poco les importan a las nubes
esas cosas
tan curiosas.
 
Sobre toda Tu vida
y también la mía, aún incompleta,
desfilan pomposas igual que desfilaban.
 
No tienen la obligación de morir con nosotros.
No necesitan ser vistas para poder pasar.


LA REALIDAD

La realidad no se desvanece
como se desvanecen los sueños.
Ni ruidos ni timbres
la dispersan,
ni gritos ni estruendos
la interrumpen.

Las escenas en los sueños
son equívocas y ambiguas,
lo que se puede explicar
de muy distintas maneras.
Lo real representa lo real,
por eso es mayor su misterio.
 
Para los sueños hay llaves.
La realidad se abre sola
y no se deja cerrar.
Por el resquicio se asoman
certificados y estrellas,
se derraman mariposas
y almas de viejas planchas,
gorros sin sus cabezas
y los cráneos de las nubes.
De esto surge un acertijo
que no tiene solución.

Sin nosotros no habría sueños.
Aquel sin quien no habría realidad
no es conocido,
y el producto de su insomnio
se contagia a todo el que despierta.

No deliran los sueños,
delira la realidad
aunque sea por la insistencia
con que se aferra
al curso de los acontecimientos.

En los sueños aún vive
nuestro difunto reciente,
goza de buena salud,
se ve incluso más joven.
La realidad tiende ante nosotros
su cuerpo sin vida.
No retrocede ni un paso.

Los sueños son tan ligeros
que la memoria se los quita de encima fácilmente.
La realidad no tiene que temerle al olvido.
Es un hueso duro de roer.
Nos trae de cabeza,
nos pesa en el alma,
se nos enreda en los pies.

No hay escapatoria,
la realidad nos acompaña en cada huida.
Y no hay una estación
de nuestro itinerario

en la que no nos espere.


Ezer ez da birritan gertatzen
ezta gertatuko ere, eta horregatik
esperientziarik gabe jaiotzen gara,
errutinarik gabe hilko.

Munduaren eskola honetan
ikasle txar izanik ere
ez dugu errepikatuko urterik,
negurik, udarik.

Ezein egun ez da egun bera,
ez dira munduan bi gau antzeko,
begirada berdinik begietan,
errepikatzen diren bi musu.

Atzo zure izena
ahots gora aipatzen zutelarik
arrosa bat leihotik
erortzen balitz bezala sentitu nuen.

Orain elkarrekin gaudela,
hormarantz itzultzen dut aurpegia.
Arrosa? Nola da arrosa?
Lore bat ala harri bat bezala?

Esadazu zergatik, ordu gaizto,
alferreko beldurarrekin nahasten zaren.
Izan, zara, eta horregatik zara pasatzen.
Pasatzen zara, horregatik zu eder.

Erdi besarkaturik, irribarretsu,
zuhurtasuna bilatuko dugu,
nahiz desberdin garen
ur garbizko tanto bi bezala.

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