RUDYARD KIPLING
(1865-1936)
Joseph Rudyard Kipling nació en la ciudad de Bombay (India) el 30 de diciembre del año 1865.Kipling permaneció en la India hasta 1871, año en el que se trasladó a Londres para residir en el internado Hogar Social de Southsea, un lugar que el joven Rudyard terminó detestando por el maltrato físico y psicológico al que fue sometido. Kipling escribió relato corto (“El Hombre Que Pudo Reinar”, “La Casa De Los Deseos”), poemas (“Gunga Din”, “Baladas Del Cuartel”, “Recessional”, o “Sí (If)”) y novelas, algunas de ellas en clave evocativa imperial que nos lega una valiosa descripción de la época de las colonias, logrando con sus títulos de aventuras el éxito en todo el mundo, baste citar libros tan conocidos como la colección de relatos que conforman “El Libro De La Selva” (1894-1895), o las novelas “Capitanes Intrépidos” (1897) y “Kim” (1901).
En el año 1907 le fue concedido el Premio Nobel, siendo el primer escritor en lengua inglesa en recibir tal galardón. Murió en la ciudad de Londres el 18 de enero de 1936 tras padecer una úlcera duodenal. Tenía 70 años de edad. Está enterrado en la Abadía de Westminster.
Si (If)
Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor
pierde la suya y por ello te culpan,
si puedes confiar en ti cuando de ti todos dudan,
pero admites también sus dudas;
si puedes esperar sin cansarte en la espera,
o ser mentido, no pagues con mentiras,
o ser odiado, no des lugar al odio,
y -aun- no parezcas demasiado bueno, ni demasiado sabio.
Si puedes soñar -y no hacer de los sueños tu maestro,
si puedes pensar -y no hacer de las ideas tu objetivo,
si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre
y tratar de la misma manera a los dos farsantes;
si puedes admitir la verdad que has dicho
engañado por bribones que hacen trampas para tontos.
O mirar las cosas que en tu vida has puesto, rotas,
y agacharte y reconstruirlas con herramientas viejas.
Si puedes arrinconar todas tus victorias
y arriesgarlas por un golpe de suerte,
y perder, y empezar de nuevo desde el principio
y nunca decir nada de lo que has perdido;
si puedes forzar tu corazón y nervios y tendones
para jugar tu turno tiempo después de que se hayan gastado.
Y así resistir cuando no te quede nada
excepto la Voluntad que les dice: «Resistid».
Si puedes hablar con multitudes y mantener tu virtud,
o pasear con reyes y no perder el sentido común,
si los enemigos y los amigos no pueden herirte,
si todos cuentan contigo, pero ninguno demasiado;
si puedes llenar el minuto inolvidable
con los sesenta segundos que lo recorren.
Tuya es la Tierra y todo lo que en ella habita,
y -lo que es más-, serás Hombre, hijo.
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