2022/05/24

Amado NERVO


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Amado Nervo nació el 27 de agosto del año 1870 en Tepic, Nayarit (México). Considerado como uno de los más renombrados y reconocidos poetas mexicanas del Siglo XIX, Amado Nervo es conocido por su poesía sobre el amor y la religión.  Durante su vida tuvo varios momentos duros, el primero de ellos la muerte de su padre cuando tenía sólo 13 años de edad. Otras dos muertes posteriores cambiaron significativamente su vida. Su hermano Luis, también poeta, se suicidó, mientras que su esposa, Ana Cecilia Luisa Dailliez murió 11 años después de su matrimonio. Amado completó su primera educación en el Colegia San Luis Gonzaga en Jacona, Michoacán. Se inscribió luego en el seminario católico romano cerca de Zamora, para estudiar ciencias, filosofía y derecho. Sin embargo, debido a problemas económicos se vio obligado a abandonar sus estudios a mitad de camino.  La decisión de abandonar los estudios no fue del todo debido a problemas financieros; Amado también comenzó un desvío hacia la espiritualidad mística. Esto dio paso a su sueño de unirse al sacerdocio, pero las dificultades económicas le obligaron a tomar un trabajo de oficina en Tepic. Más tarde se trasladó a Mazatlán en el estado de Sinaloa, donde trabajó con un abogado y como periodista en El Correo de la Tarde. Fue allí donde desarrolló un interés por la poesía y el periodismo.  En su viaje en París, Amado conoció al amor de su vida Ana Cecilia Luisa Dailliez con quien se casó en 1901. Los primeros diez años de la pareja fueron muy felices. Sin embargo, su muerte prematura en 1912 lo dejó sumido en un inmenso estado de tristeza y desesperación. Fue durante este tiempo que escribió su obra más importante y victoriosa titulado "La Amada Inmóvil", que, sin embargo no se publicó hasta su muerte, en 1919. Un año después de que asumiera su posición como embajador de México en Argentina y Uruguay, falleció el 24 de mayo de 1919 en Montevideo, capital de Uruguay. La razón de su repentina muerte permaneció sin identificar.

A Leonor

Tu cabellera es negra como el ala
del misterio; tan negra como un lóbrego
jamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!»
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

Tus ojos son dos magos pensativos,
dos esfinges que duermen en la sombra,
dos enigmas muy bellos... Pero hay algo,
pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
para el amor, para la cálida
comunión del amor, tu boca joven;
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,
de piedades tan hondas como el piélago,
de ternuras tan hondas...
                                        Pero hay algo,
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!


Cobardía

Pasó con su madre. ¡Qué rara belleza!
¡Qué rubios cabellos de trigo garzul!
¡Qué ritmo en el paso! ¡Qué innata realeza
de porte! ¡Qué formas bajo el fino tul...!
Pasó con su madre. Volvió la cabeza:
¡me clavó muy hondo su mirar azul!

Quedé como en éxtasis...
Con febril premura,
«¡Síguela!», gritaron cuerpo y alma al par.
...Pero tuve miedo de amar con locura,
de abrir mis heridas, que suelen sangrar,
¡y no obstante toda mi sed de ternura,
cerrando los ojos, la deje pasar!

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