Quedó huérfano de padre con seis años y su madre marchó a Estados Unidos, abandonándole. Fue adoptado por diferentes familias, viviendo una infancia y juventud de trabajos duros y maltratos. Con dieciséis años, se embarcó, pasando seis años viajando por Sudamérica y la India, volviendo a Suecia en 1927 como consecuencia de una tuberculosis. Casó en 1929, y ese mismo año publicó sus primeros poemas, viviendo gracias a la ayuda brindada por su editor. Continuó escribiendo y formó parte del grupo literario llamado vitalista primitivista. Años más tarde enviudó y se volvió a casar, residiendo desde entonces en Gnesta. Fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Gotemburgo, y en 1974, recibió el Premio Nobel de Literatura compartido con el poeta Eyvind Jonson.
LA DESPEDIDA DE LOS RECUERDOS.
Cuando los recuerdos van a desvanecerse
nos visitan con gran frecuencia
como si quisieran ser
completamente consumidos.
Lo mejor es comerlos
como el manjar favorito,
muy a menudo,
hasta que uno ya se harta de ellos.
Así disminuye su valor
para el día en que sean presa del insolente olvido.
EL CEDAZO DE LOS RECUERDOS.
La mayoría de los recuerdos
caen al suelo con las hojas.
Si después uno los toca
solamente crujen secos
como si jamás hubiesen verdecido
en los matorrales de los años.
El hombre exige de las cosas
más que ellas de él.
Avaro e implacable
consume el resplandor de las cosas.
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