2022/06/29

Blas de OTERO

Blas de Otero


Nació el 15 de marzo de 1916 en Bilbao.
Estudió con los jesuitas y posteriormente cursó el bachillerato en Madrid y Derecho en Valladolid.
Durante algún tiempo se dedica a la enseñanza pero la abandona para dedicarse a su obra y a sus actividades de conferenciante. Su primera obra, Cántico espiritual (1942), de gran religiosidad, recibe las influencias de los poetas san Juan de la Cruz y fray Luis de León, que también se aprecia en sus obras siguientes, Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951).

Cambia su estilo y su poesía se hace social abandonando la metafísica anterior en Pido la paz y la palabra (1955), En castellano (1960), Con la inmensa mayoría (1960), Hacia la inmensa mayoría (1962). En su poesía se aprecia la fe en la solidaridad humana. Otras obras de estas características son Esto no es un libro (1963), Qué trata de España (1964) y Expresión y reunión (1969 y 1981), ediciones de sus obras escritas y publicadas entre 1941 y 1968. Blas de Otero falleció el 29 de junio de 1979 en Madrid.


EUSKERAZ EGIN DEZAGUN  1968 

Jaio nintzelarik, egin zidaten aurrenekoa mihia moztea izan zen.

Hori ziria sartu zidatena.

Orozkotik eta Durangaldetik nator.

Eskubide osoa neukan neure aurrekoen hizkuntza eskuratzeko.

Amamari entzuten niona baratzeko sagarrondo eta gereziondoen artean.

 

Protesta dezadan.

 

Ordaindu ez didaten letra erreklamatzen dut.

 

Eta euskaratik erdaratzen jarraitzen dut

mintzo naizen aldi oroz, idazten dudan aldi oroz.

 

Itzul iezadazue nire herentzia.

 

Egin zuten aurrenekoa jaio nintzelarik, hizkuntza lapurtzea izan zen.

 

Gero gaztelaniaz idazten, mintzatzen saiatu nintzen.

Bakea eskatu nuen eta, baldintzapean, eman zidaten zati bat.

Hitza eskatu eta mihia moztu zidaten.

Isilduko banintz, harriak mintzatuko lirateke.  


EGIARENA KENDU GABE


Amatxo, zatoz! Oso bakarrik nago.

Oraindik etxera itzuli ez den emigrantea naiz.

Zatoz, eraman nazazu Orozkora,

ahal baldin baduzu zeure oinekin.

Zaharturik zaude, urtez eta nahigabez kargatua,

zure seme Blasen horrenbeste abenturak makurtua.

 

Ama, ez jaramonik egin inori.

Jesarri gaitezen intxaurrondoaren gerizpean

eta ikusi dezagun auzoa, Santa Marinako gailurra, hodeiak...

 

Zatoz, gera zaitez hemen, lurrean,

ez-hiltzeko gaude, ama,

betiereko bat asmatuko dugu biontzat bakarrik...

 

Ama, zatoz. Oso bakarrik nago.

Pantailan azaldu diren hainbeste emakumeren mamuak

une pindartsu baten ondoren suntsitu ziren.

Zuk bakarrik dirauzu,

zuk bakarrik betetzen dizkidazu eskuak bertsoz eta paskinez,

zuk bakarrik errebisatzen duzu marxismoa egiarena kendu gabe,

zu biziko zara bakarrik nire heriotzaz haratago.


A la inmensa mayoría

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre
aquel que amó, vivió, murió por dentro
y un buen día bajó a la calle: entonces
comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche
echando espuma por los ojos, ebrio
de amor, huyendo sin saber adónde:
a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones,
eran sus brazos, como llama al viento;
olas de sangre contra el pecho, enormes
olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces
en vuelo horizontal cruzan el cielo;
horribles peces de metal recorren
las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre
en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,
mi última voluntad. Bilbao, a once
de abril, cincuenta y uno.

«Entonces y además»

Cuando el llanto, partido en dos mitades,
cuelga, sombríamente, de las manos,
y el viento, vengador, viene y va, estira
el corazón, ensancha el desamparo.

Cuando el llanto, tendido como un llanto
silencioso, se arrastra por las calles
solitarias, se enreda entre los pies,
y luego suavemente se deshace.

Cuando morir es ir donde no hay nadie,
nadie, nadie; caer, no llegar nunca,
nunca, nunca; morirse y no poder
hablar, gritar, hacer la gran pregunta.

Cuando besar una mujer desnuda
sabe a ceniza, a bajamar, a broza,
y el abrazo final es esa franja
sucia que deja, en bajamar, la ola.

Entonces, y también cuando se toca
las dos manos el vacío, el hueco,
y no hay donde apoyarse, no hay columnas
que no sean de sombra y de silencio.

Entonces, y además cuando da miedo
ser hombre, y estar solo es estar solo,
nada más que estar solo, sorprenderse
de ser hombre, ajenarse: ahogarse sólo.

Elizabeth BARRET

 

5 poemas de Elizabeth Barret Browning

Fue una de las poetas más representativas de la lírica inglesa en la época victoriana. Destacó por sus poemas y por su compromiso político.

NIK ZU NOLA MAITE?


Nik zu nola maite? Esanen dizut zer gisan.

Maite zaitut luze, zabal eta sakon

ene arima heltzen da begiz haraindiko sentimenez

Izate eta Grazia idealen helburuetaraino.

Maite zaitut baretasun beharrenaren

egun guztien mailaraino, eguzkiz eta kandelez.

Maite zaitut libre, gizona Zuzenaz saiatu bezala

maite zaitut garbi, bihurtzen den bezala Aintzara.

Maite dut suhar eta umetako fedez

nire nahigabe zaharren onerako.

Maite zaitut galdua uste nuen maitasunaz

Nire santu galduekin  —maite zaitut irri, malko

arnasaz eginiko biziaz —eta hala nahi badu Jaunak

hobeki maiteko zaitut hildako.



«…Mi cadena,
eslabón a eslabón, iba midiendo
como si no pudiese verme libre
por tu posible mano…»

EBB

«Si has de Amarme…»

Soneto XIV

Si has de amarme que sea sólo
por amor de mi amor. No digas nunca
que es por mi aspecto, mi sonrisa, la melodía
de mi voz o por mi dulce carácter

que concuerda contigo o que aquel día
hizo que nos sintiéramos felices…
Porque, amor mío, todas estas cosas
pueden cambiar, y hasta el amor se muere.

No me quieras tampoco por las lágrimas
que piadosamente limpias de mi rostro…
¡Porque puedo olvidarme de llorar

gracias a ti, y así perder tu amor!
Por amor de mi amor quiero que me ames,
para que habite en los cielos, eternamente.

Manuel ALTOLAGUIRRE

   


  Manuel Altolaguirre fue un destacado poeta editor español que nació en Málaga el 29 de junio de 1905. 
Desde joven mostró un marcado interés por el sector editorial y a los dieciocho años fundó su primera revista de poesía; conociendo y uniéndose a los artistas pertenecientes a la Generación del 27. Vivió algunos años en Londres, donde continuó trabajando en la edición; entre otras cosas, creó la revista bilingüe "1616", título que responde a la fecha de fallecimiento de dos grandes de la Literatura Universal: Miguel de Cervantes y Shakespeare. A su regreso a España, entre otras labores editoriales, dirige una colección poética llamada "El Héroe", que fue el espacio ideal para que muchos autores de su generación publicaran sus obras. Además, comenzó a colaborar en obras de teatro y a relacionarse con personas de este ambiente. Con el estallido de la Guerra Civil debe exiliarse a causa de sus ideas; cuando consigue regresar a España, se instala en Burgos, donde fallece el 26 de julio de 1959. Algunas de sus obras más destacadas son "Las islas invitadas y otros poemas", "Soledades juntas", "Nube temporal" y "El caballo griego", esta última es una novela que dejó inconclusa. En nuestra web podrás leer algunas de sus creaciones, tales como "Para alcanzar la luz" y "Mis prisiones".                                                 


       Billustu nai nintzake ta, atoz!

Argia loan zan ta nekaturik

arkitzen naiz soñeko auekin.

Kendu nazazu soñekoa!

Uste dezatela il nintzala

ba, billutsik nere loa

zaitzen duten bitartean

atsedenduko naiz gau osoan;

ba, biar goiz goizetik,

ibai itzaltsu batean

bustitzera ioango naiz,

nire soñezkozko soñekoa

betirako gordeko dute.

Atoz, eriotz, umetxo bat naiz

ta billustua izatea nai det,

argia loan zan ta nekaturik

arkitzen naiz bai, iantzi auekin.   

                                                Cerrando los ojos

Huyo del mal que me enoja
buscando el bien que me falta.
Más que las penas que tengo
me duelen las esperanzas.

Tempestades de deseos
contra los muros del alba
rompen sus olas. Me ciegan
los tumultos que levantan.

Nido en el mar. Cuna a flote.
La flor que lucha en el agua
me sostiene mar adentro

y mar afuera me lanza.
Cierro los ojos y miro
el tiempo interior que canta.

Contigo

No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tú ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?

Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
a ti y a mí nos separan.

¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?

En mis labios los recuerdos.
En tus ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.

La soledad de mi ser

Mi soledad llevo dentro,
torre de ciegas ventanas.

Cuando mis brazos extiendo
abro sus puertas de entrada
y doy camino alfombrado
al que quiera visitarla.
Pintó el recuerdo los cuadros
que decoran sus estancias.
Allí mis pasadas dichas
con mi pena de hoy contrastan.

¡Qué juntos los dos estábamos!
¿Quién el cuerpo? ¿Quién el alma?
Nuestra separación última,
¡qué muerte fue tan amarga!

Ahora dentro de mí llevo
mi alta sociedad delgada.

2022/06/23

Friedrich HÖLDERLIN

 Friedrich Hölderlin (Lauffen am Neckar, 20 de marzo de 1770 – Tubinga, 7 de junio de 1843) fue un poeta lírico alemán. Su poesía acoge la tradición clásica y la funde con el nuevo romanticismo.

Tal y como explican Ruiza, Fernández y Tamaro, «La obra de Hölderlin tiene en su eje central el intento de hallar el sentido y esencia de la lírica en los momentos históricos convulsos que le tocó vivir. Los juveniles Himnos (1793), en los que canta a la belleza, la libertad y el genio de la adolescencia, sufren aún la influencia de Schiller y ensalzan los «ideales de la humanidad». Las Elegías (1793), sobre todo «Grecia» y El destino», son ya un lamento por lo desaparecido e incluyen una propuesta fundamental en Hölderlin: el impulso hacia un nuevo helenismo. Hiperión (1797-1799) es un texto a mitad de camino entre la novela epistolar y la llamada ‘de iniciación‘, que comparte también las características confesionales de un diario íntimo y anticipa múltiples aspectos de la sensibilidad romántica».

Maltratado por la enfermedad mental, «en su poesía hay algo, por encima de la forma, de río incontenible, de exaltación, de aliento enardecido por un fuego mortal y propio, y puede ser quizás que ese meollo, esa substancia ya trufada por la locura, vaya abriéndose paso desde el éxtasis a la sinrazón», explica Roger Salas.

A LA ESPERANZA

Oh esperanza, amable, indulgente,
tú que no desdeñas la casa de los afligidos
y, aunque noble, como sirviente actúas
entre mortales y potencias celestes.

¿Dónde estás? Poco he vivido, mas ya alienta fría
mi noche y silencioso, como las sombras,
estoy aquí. Privado ya de cánticos
se adormece en mi pecho el corazón estremecido.

En el verde valle, allí donde la fresca fuente
de las montañas a diario mana y el hermoso
cólquico florece para mí en los días de otoño,
allí, en la calma, ¡oh clemente! Quiero

buscarte o cuando en la medianoche
la vida invisible bulle en los bosques
y sobre mí brillan esas flores
siempre alegres, las estrellas,

aparece entonces, oh tú, hija del éter,
desde el jardín de tu padre y, si no se te permite
acudir corno espíritu de la tierra, estremece,
¡oh estremece mi corazón bajo otra apariencia!


Canto del destino de Hiperión

Vagáis arriba en la luz,
en blando suelo, ¡genios felices!
brisas de Dios, radiantes,
suaves os rozan
como los dedos de la artista
las cuerdas santas.

Sin sino, como infantes
que duermen, respiran los dioses;
resplandecen
en casto capullo guardados
sus espíritus
eternamente.
Y en sus ojos beatos
brilla tranquilo
fulgor perpetuo.

Mas no nos es dado
en sitio alguno posar.
Vacilan y caen
los hombres sufrientes,
ciegos, de una
hora en la otra,
como aguas de roca
en roca lanzados,
eternamente, hacia lo incierto.

A Diotimia (1)

Ven, y el júbilo mira en redor; en céfiros suaves
          vuelan las ramas del bosque,
como agita los bucles la danza; tal en liras sonoras
          un espíritu alegre,
con la lluvia y el sol el cielo canta en la tierra;
          como en plácida lid
se oye sobre las cuerdas de fugitivas tonadas
          múltiple enjambre vibrar,
vagan sombras y luz en melodioso contraste
          sobre las cimas del monte.

Suave, con rútilas gotas el cielo acaricia
          al arroyo, su hermano,
que ya viene agitando la carga preciosa
          que hay en su corazón,
y sobre el río y el bosque...

. . . . . .  . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Y del bosque el verdor, y la imagen del cielo en la linfa
          tiembla y muere ante nos,
y de los montes en las cimas, y cabañas y rocas
         que esconde en su regazo,
las colinas que en derredor, dormidos corderos,
          y entre ramas floridas
como en suave lana, se abrevan en fuentes del bosque,
         refrescantes y claras,
y los valles brumosos, sus simientes y flores
         y los jardines, todo
cerca y lejos se esfuma, se esfuma en gayo tumulto
         y se va con el sol.

Pero el rumor de las olas del cielo ya se ha extinguido
          y más puros y jóvenes.
surgen del baño la tierra y sus hijos beatos.
          vivo y alegre
brilla el verde del soto, las áureas flores rutilan,
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
blanco, tal el rebaño que al río empuja el pastor.

Eleusis

(fragmento del poema que le dedicara Hegel a Hölderlin)

Y tu imagen, querido, se presenta ante mí; tu imagen

y el placer de los días que han huido, aunque pronto los borra

la dulce espera de volver a vernos...

Se me presenta la escena del abrazo

anhelado, fogoso; más tarde las preguntas, el interrogatorio

más profundo, recíproco,

tras cuanto en actitud, expresión y carácter

el tiempo haya cambiado en el amigo... placer de la certeza

de hallar más firme, más madura aún la lealtad de la vieja alianza, alianza

sin sellos ni promesas,

de vivir solamente por la libre verdad

Anna AKHMATOVA



Anna Andréievna Gorenko nació el 23 de junio de 1889 en un pueblo cercano a Odessa, hija de una noble familia de origen tártaro, Ajmat, de la cual tomó el apellido por el que la conocemos. Estudió latín, historia y literatura en Kiev y en San Petersburgo. Allí se casó con Nikolái Gumiliov en 1910, promotor del acmeísmo, corriente poética que se sumaba al renacimiento intelectual de Rusia a principios del siglo XX. Los acmeístas rompían con el simbolismo, de carácter metafórico, y restablecían el valor semántico de las palabras.
En esta línea Anna publica en 1912 su primer libro de poemas titulado La tarde. En ese mismo año nace su único hijo, Levy conoce a Modigliani, que influiría en su perspectiva artística.
Estos primeros escritos parecen intuir la gran soledad en la que se verá sumergida años más tarde, tras las trágicas consecuencias de la revolución rusa de 1917. En 1921 su marido fue acusado de conspiración y fusilado. Más tarde, su hijo será también arrestado y deportado a Siberia. Y, por último, su amigo e historiador de arte, Nikolái Punin, moriría de agotamiento en un campo de concentración en 1938.
Los poemas de Anna se prohibieron, fue acusada de traición y deportada. Por temor a que fusilaran a su hijo quemó todos sus papeles personales. En 1944 pudo regresar a Leningrado con su hijo, ciudad devastada tras el asedio nazi. En 1945 el joven intelectual británico Isaiah Berlin quiso visitarla antes de regresar a Londres. Ese encuentro se prolongó durante veinte horas donde Anna le leyó sus poemas y se sinceró con él, pero esto tuvo trágicas consecuencias ya que su hijo volvió a ser encarcelado durante diez años. Esta vez la escritora se negó a silenciar su voz y siguió adelante con su poemario más importante, Réquiem, ahí explica que en aquella Unión Soviética los únicos que estaban en paz eran los difuntos y que los vivos pasaban su vida yendo de un campo de concentración a otro.
El libro fue publicado sin su consentimiento en Múnich, en 1963.
Al año siguiente viaja a Taormina (Italia), donde recibe el Premio Internacional de Poesía y en 1965 es nombrada doctor honoris causa por la Universidad de Oxford. Viaja a Gran Bretaña con escala en París y se publica en Moscú El correr del tiempo (1909-1965), un balance incompleto (y censurado) de su obra.
En 1966 Anna muere de un infarto en un sanatorio de las afueras de Moscú y es enterrada en Komarovo. Su obra, traducida a un sinnúmero de lenguas, solo aparecerá íntegra en Rusia en 1990.


 La musa

Cuando en la noche oscura espero su llegada,
Se me antoja que todo pende de un hilo.
¿Qué valen los honores, la libertad incluso,
cuando ella acude presta y toca el caramillo?
Mira, ¡ahí viene! Ella se echa a un lado el velo
Y se me queda mirando larga y fijamente. Yo digo:
«¿Has sido tú la que le dictó a Dante las páginas sobre el infierno?»
Y ella responde: «Yo soy aquella.»

AITZINSOLAS GISA

 

         Jezhov-en urte beldurgarrietan, hamazazpi hilabetez, Leningradeko kartzelen aitzineko ilaretan hartu nuen itxaron lekua. Egun batez, inork «ezagutu» egin ninduen. Une hartan, nire atzean zen emakume ezpain urdindu bat, bistan zenez nire izena inoiz entzun gabea, bizi ohi genuen loalditik jalgi eta belarrira xuxurlatu zidan (han denok mintzatzen ginen ahapetik):

         —Eta zuk, hau deskribatzen ahal duzu?

         Eta nik:

         —Bai, ahal dut.

         Orduan, irribarre moduko zerbait irristatu zen inoiz aurpegi izandako hartan.

 

1957ko apirilaren lehena,
Leningrad

 ESKAINTZA 

 

Pena horretan dira mendiak makurtu,

horra ibai burgoia isurtzen ez dena,

kartzelen harresiak ezin dira urtu,

«presoen ziegak» soilik zaizkie agertu,

hantxe lurperatzen da hilkorra den pena.

 

Norentzat den haizexka arinen ufada,

norentzat ekiaren ilunabar txera,

andreok ez dakigu, beti hemen gara,

soldadu pauso latza dantzugun bakarra

eta kartzela giltzen kirrinka minbera.

 

Goizalbako mezara lez ginen esnatzen,

abiatu ginen hiri basa bihurtuan,

elkarren hilotz ginen elkarrekin batzen,

ekia beheitituta Neva zen itzaltzen,

esperantzazko kantu urrun agurtuan.

 

Sententzia... malkoak kolpetik jario,

besteengandik alde egin du andreak,

bihotza erauzita mindura medio,

gibeletik gorputza eraitsi bailion,

baina aurrerantz doa... ahul... bakarrean.

 

Non dira nire orduko patu partaideak,

infernu biluziko biurte hartakoak?

Nora ditu siberiar izotzezko haizeak?

Ilargi diskoan non amets emaileak?

Zuentzat nire gaurko agur gisakoak.


Dedicatoria

Las montañas se doblan ante tamaña pena
Y el gigantesco río queda inerte.
Pero fuertes cerrojos tiene la condena,
Detrás de ellos sólo «mazmorras de la trena»
Y una melancolía que es la muerte.

Para quién sopla la brisa ligera,
Para quién es el deleite del ocaso –
Nosotras no sabemos, las mismas por doquiera,
Sólo oímos el odioso chirriar de llaves carceleras
Y del soldado el pesado paso.

Nos levantamos como para la misa de madrugada,
Caminábamos por la ciudad incierta,
Para encontrar una a la otra, muerta, inanimada,
Bajo el sol o la niebla del Neva más cerrada,
Mas la esperanza a lo lejos canta cierta…

La sentencia… y las lágrimas brotan de repente,
Ya de todo separada,
Como arrancan la vida al corazón, dolorosamente,
Como si hacia atrás la derribaran brutalmente,
Pero marcha… vacila… aislada…

¿Dónde están ahora aquellas compañeras del azar,
De mis años de infierno desnudo?
¿En la borrasca siberiana cuál es su soñar,
Qué imaginan en el círculo lunar?
A vosotras os envío mi adiós y mi saludo

Para muchos

Soy vuestra voz, calor de vuestro aliento,
El reflejo de todos vuestros rostros,
Es inútil el batir del ala inútil:
Estaré con vosotros hasta el mismo final.

Y por eso me amáis ávidamente,
Con todos mis pecados y flaquezas,
Y por eso me entregasteis sin mirar
Al mejor de todos vuestros hijos,
Y por eso no me preguntasteis
Por ese hijo ni una sola vez,
Y llenásteis con el humo de alabanzas
Mi casa ya vacía para siempre.
Y dicen que más estrechamente ya no es posible unirse
Y que más irreversiblemente ya no se puede amar…
Como la sombra quiere separarse del cuerpo,
Como la carne quiere separarse del alma,
Así deseo yo que me olvidéis vosotros.

Tú me has inventado

Tú me has inventado. No existe en el mundo
alguien así. No podría existir.
Ni los médicos curan ni los poetas alivian,
la sombra de un fantasma te perturba día y noche.
Nos encontramos en un año monstruoso,
cuando las fuerzas del mundo se habían agotado,
todo estaba marchito y enlutado por la desgracia,
y solo las tumbas eran frescas.
El talud del Nevá, sin faroles, era negro azabache.
La noche sorda se erguía alrededor, como un muro.
¡Entonces mi voz te llamó!
¡Qué hice! Yo misma aún no lo entiendo.
Y tú llegaste a mí como una estrella conocida,
huyendo del trágico otoño,
hacia aquella casa desolada para siempre,
de donde salió una bandada de poemas incinerados.

2022/06/22

Jean Joseph Rabéarivelo


Jean-Joseph Rabearivelo (Antananarivo, 1901–1937) es el escritor más importante de Madagascar y uno de los autores africanos francófonos más reputados y universales. Además de en malgache y en francés, Rabearivelo escribió poesía en español, décadas antes de que naciera la literatura ecuatoguineana. Por ello, podemos considerarlo el primer escritor contemporáneo en lengua española del África subsahariana. Tradujo a Góngora al idioma malgache, por lo que fue también el primer traductor de textos literarios españoles a una lengua vernácula africana.
 




Un pájaro sin color y sin nombre

replegó sus alas

y lastimó el único ojo del cielo.

Se posa sobre un árbol sin tronco,

cubierto de hojas

que ningún viento hace temblar

y cuyos frutos no se recogen con los ojos abiertos.

¿Qué es lo que cobija?

Cuando vuelva a volar,

serán gallos los que saldrán:

gallos de todos los pueblos

que habrán vencido y dispersado

a aquellos que cantan en los sueños

y que se alimentan de los astros.



LEER

No hagáis ruido, no habléis:

van a explorar un bosque los ojos, el corazón,

el espíritu, los sueños… 

Bosque secreto aunque palpable:

Bosque. 

Bosque rumoroso de silencio,

bosque del que se ha evadido el pájaro que se caza a lazo,

el pájaro que se caza a lazo y al que haremos cantar

o al que haremos llorar.

Al que haremos cantar, al que haremos llorar

el lugar de su eclosión.

Bosque. Pájaro.

Bosque secreto, pájaro oculto

en vuestras manos. 

 

EL POEMA

 

Palabras para el canto, dices, palabras para el canto,

oh lengua de mis muertos,

palabras para el canto, para designar

las ideas que el espíritu concibió hace ya tiempo

y que al fin nacen y crecen

teniendo vocablos por mantillas—

vocablos pesados, cargados aún con la imprecisión del alfabeto,

y que aún no pueden bailar con el vocabulario

pues aún no son tan ágiles y flexibles como las frases ordenadas,

pero que cantan ya en los labios

igual que un enjambre de libélulas azules

en la orilla de un río saluda al atardecer.

 

Palabras para el canto, dices, palabras para el canto,

palabras para el canto, para designar

el frágil eco del canto interior

que se amplifica y resuena

intentando hechizar el silencio del libro

y las landas de la memoria,

a las riberas desiertas de los labios

y la angustia de los corazones.

Y las palabras se vuelven cada vez más vivas, más tenues,

esas palabras que, según tú, iban en busca del Canto;

pero también se vuelven cada vez más fluidas

y semejantes a esa brisa que viene de las palmeras lejanas

a morir en las cimas altivas.

Se vuelven más que cantos,

se vuelven ellas mismas—lo que siempre han sido

hasta ahora, en realidad.

Y yo quisiera cambiar, quisiera rectificar

y decir:

cantos en buscas de palabras

para poblar el silencio del libro

y plantar las landas de la memoria,

o para sembrar flores en las riberas desiertas de los labios

y liberar los corazones,

oh lengua de mis muertos

que te modulas en los labios de un vivo

como las lianas que florean las tumbas.


 

TU OBRA

 

“Te has pasado la vida escuchando cantos,

tú mismo no has hecho otra cosa que cantar;

no has escuchado hablar a los hombres,

ni tampoco tú has hablado jamás.

 

¿Qué libros has leído,

aparte de los que conservan la voz de las mujeres

y de las cosas irreales?

 

Has cantado, sí, pero no has hablado

no has interrogado al corazón de las cosas,

así que no puedes conocerlas”

dicen los oradores y los escribas

que se burlan al verte magnificar

el milagro cotidiano del mar y del cielo.

 

Pero tú sigues cantando

y te asombras al pensar en el estrave

que busca una ruta sin trazar

sobre el agua en calma

y navega hacia golfos desconocidos.

Te asombras al seguir con la mirada a ese pájaro

que no se extravía en el desierto celeste

y reencuentra en medio del viento

las sendas que conducen al bosque natal.