Nació el 7 de abril de 1770 en Cockermouth (Cumberland).
Cursó estudios en el Saint John's College de Cambridge.Colaboró con el poeta Samuel Taylor Coleridge, en un libro de poemas titulado Baladas líricas, publicado en 1798. Durante 1798 y 1799, realiza algunos de sus mejores poemas, los de la serie "Lucy", y comenzó a escribir El preludio.
En 1802, se casó con Mary Hutchinson a la que retrata magníficamente en "Ella era una deliciosa fantasma". En 1807 publicó Poemas en dos volúmenes. Entre 1814 y 1822, edita La excursión (1814), continuación de El preludio, El conejo blanco de Rylstone (1815), Peter Bell (1819) y Sonetos eclesiásticos (1822). Autor también algunas obras en prosa, como La convención de Cindra (1809) y Descripción del paisaje y los lagos del norte de Inglaterra (1810, reeditada con algunos añadidos en 1822).
William Wordsworth falleció en Rydal Mount, el 23 de abril de 1850.
AGUA, PURO ELEMENTO
Agua, puro elemento, dondequiera abandonas
tu mansión subterránea, hierbas verdes y flores
de brillante color y plantas con sus bayas,
surgiendo hacia la vida, adornan tu cortejo;
y en el estío, cuando el sol arde, veloces
insectos resplandecen y, volando, te siguen.
Si falta tu bondad, resuella el bosque, y ciervo
y cierva y cazador con su venablo, juntos
languidecen y caen. No deja de sentirse
en el alma turbada tu benigna influencia;
y tal vez en la entraña marmórea de la tierra,
donde sufren tormento espíritus que lloran
gracia y bondad perdidas, tus murmullos apagan
su angustia ya los tuyos mezclan sus dulces cantos.
ODA A LA INMORTALIDAD
Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.
Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
Que en mi juventud me deslumbraba
Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porqué la belleza subsiste siempre en el recuerdo.
En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez,
habrá de ser por siempre
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la
muerte.
Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer,
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.
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