2022/04/13

Gunter GRASS

Günter Grass - Gunter Grass


Nació el 16 de octubre de 1927 en Danzig (hoy Gdansk, Polonia). Fue uno de los autores en lengua germana más destacados del siglo XX, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1999 y conocido por su gran actividad tanto en el mundo de las letras y el arte como a nivel político y de compromiso social. Grass pasó a la Alemania Federal como exiliado al final de la Segunda Guerra Mundial, tras un polémico paso por las Waffen SS cuando apenas contaba con 17 años. Tras la guerra trabajó como minero y cantero, comenzando de ese modo su pasión por la escultura, campo que estudió en Düsseldorf y Berlín. La obra más conocida de Grass fue también la primera: El tambor de hojalata (1959), libro que fue llevado al cine en 1979 por Volker Schlöndorf, con el  que comienza su Trilogía de Danzig en la que habla de su ciudad natal, la guerra y el nazismo.

En la obra de Grass también estuvo presente el ensayo político y el compromiso, como en Malos presagios (1992) o Discurso de la pérdida (1993). Grass, junto a otros autores alemanes, formó parte de un movimiento comprometido socialmente y de gran importancia como eco de los movimientos de 1968.
Como poeta, Grass publicó en 1991 Madera Muerta y en 2009Payaso de agosto, aunque sus obras como narrador, El rodaballo (1977) o La caja de los deseos (2009), entre otras, fueron fundamentales en la narrativa alemana.
En 2007 publicó Pelando la cebolla, autobiografía en la que dio a conocer su implicación con el movimiento nazi, provocando una fuerte polémica en Alemania.
Con posterioridad, Grass publicó varios de sus diarios en los que se aprecia todavía mejor el proceso de creación y pensamiento de este genial autor alemán.




Amor

Es esto:
Transacciones sin efectivo.
La manta siempre un poco corta.
El contacto flojo.

Buscar más allá del horizonte.
Rozar con cuatro zapatos las hojas muertas
y frotar mentalmente pies desnudos.
Arrendar y tomar en arriendo corazones;
o en la habitación con ducha y espejo,
en un coche alquilado, con el capó hacia la luna,
dondequiera que la inocencia se baja
y quema su programa,
suena la palabra en falsete,
cada vez diferente y nueva.

Hoy, ante la taquilla aún cerrada,
susurran, de la mano,
el avergonzado viejo y la vieja delicada.
La película prometía amor.

Danza de los velos

Y cae otro
pues tu vestuario, inagotable:
el cajón de los saldos, en liquidación.

Y menos enredada en cada uno,
hay una historia:
continuará.

Y, velada siempre de nuevo,
entregas sorpresas,
a veces trágicas, a veces cómicas.

Y cada tela revela, transparente,
la que sigue, que a su vez
es transparente.

Y en torno a ti, sólo en torno a ti,
gira, gira
a cámara lenta todo.

Y queda intacto
lo que tu codicia —rica en lágrimas—
ha ahorrado.

Y así, una y otra vez,
la belleza tapada sigue siendo
especulación.

Y como cinco mil años y más,
bajo velos, están almacenados,
no cesa nunca, tu danza.

Y yo —acostumbrado al striptease—­
te voy mirando, impaciente,

                                                         y un poco enervado. 

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