Sylvia Plath nació el 27 de octubre de 1932 en Jamaica Plain, Massachusetts.
Padres
Hija de Aurelia Schober, estadounidense de origen austríaco, y de Otto Plath, original de Grabow, Alemania. Su padre de era entomólogo y profesor de biología en la Universidad de Boston. Fue criada en el seno de una familia de clase media.Estudios
Cursó estudios en la Universidad de Smith y, con una beca Fulbright en la de Cambridge. Tras recibir terapia contra la depresión, Plath realizó su primer intento de suicidio a finales de agosto 1953 ingiriendo una sobre dosis de las pastillas para dormir de su madre.Libros
Su primer libro, El coloso (1960), expone la meticulosidad de su estilo. Ariel (1965) está considerado como su mejor libro de poemas que, al igual que su poesía posterior publicada después de su suicidio, refleja un ensimismamiento.La campana de cristal (1963), novela que se editó bajo el seudónimo de Victoria Lewis, es un relato autobiográfico. Su correspondencia, Cartas a casa, 1950-1963, fue publicada en 1975. Poemas completos, ganó el Premio Pulitzer en 1982 y fue editado por su marido en el año 1981. Otras obras, editadas póstumamente, son Cruzando el agua (1971), Árboles de invierno (1972) y Johnny Panic y la Biblia de sueños, libro de cuentos.
Muerte
A principios de 1963, se radicó en un apartamento de Londres sin apenas dinero y dedicando sus últimos meses a la poesía. Poco después de cumplir los treinta años, el 11 de febrero de 1963, Sylvia Plath dejó a sus dos hijos Frieda y Nicholas (de tres y un año respectivamente) dormidos, metió la cabeza en el horno y se suicidó.Epitafio
Su epitafio, "Incluso en medio de las llamas feroces se puede plantar loto dorado", es una cita del libro Monkey escrito por Wu Cheng'en en el siglo XVI.Carta de amor
No es fácil expresar lo que has cambiado.
Si ahora estoy viva entonces muerta he estado,
aunque, como una piedra, sin saberlo,
quieta en mi sitio, mi hábito siguiendo.
No me moviste un ápice, tampoco
me dejaste hacia el cielo alzar los ojos
en paz, sin esperanza, por supuesto,
de asir los astros o el azul con ellos.
No fue eso. Dormí: una serpiente
como una roca entre las rocas hiende
el intervalo del invierno blanco,
cual mis vecinos, nunca disfrutando
del millón de mejillas cinceladas
que a cada instante para fundir se alzan
las mías de basalto. Como ángeles
que lloran por la gente tonta hacen
lágrimas que se congelan. Los muertos
tenían yelmos helados. No les creo.
Me dormí como un dedo curvo yace.
Lo primero que vi fue puro aire
y gotas que se alzaban de un rocío
límpidas como espíritus. y miro
densas y mudas piedras en tomo a mí,
sin comprender. Reluzco y me deshojo
como mica que a sí misma se escancie,
igual que un líquido entre patas de ave,
entre tallos de planta. Mas no pienses
que me engañaste, eras transparente.
Árbol y piedra nítidos, sin sombras.
Mi dedo, cual cristal de luz sonora.
Yo florecía como rama en marzo:
una pierna y un brazo y otro brazo.
De piedra a nube iba yo ascendiendo.
A una especie de dios ya me asemejo,
hiende el aire la veste de mi alma
cual pura hoja de hielo. Es una dádiva.
Espejo
Soy de plata y exacto. Sin prejuicios.
Y cuanto veo trago sin tardanza
tal y como es, intacto de amor u odio.
No soy cruel, solamente veraz:
ojo cuadrangular de un diosecillo.
En la pared opuesta paso el tiempo
meditando: rosa, moteada. Tanto ha que la miro
que es parte de mi corazón. Pero se mueve.
Rostros y oscuridad nos separan
sin cesar. Ahora soy un lago. Ciérnese
sobre mí una mujer, busca mi alcance.
Vuélvese a esos falaces, las luciérnagas
de la luna. Su espalda veo, fielmente
la reflejo. Ella me paga con lágrimas
y ademanes. Le importa. Ella va y viene.
Su rostro con la noche sustituye
las mañanas. Me ahogó niña y vieja
Zilarrezkoa naiz eta zehatza. Ez dut aurreritzirik.
Ikusten dudan guztia irentsi egiten dut segituan
Bere hartan, maitasun edo gaitzespenaren lausorik gabe.
Ez naiz krudela, soilik egiatia:
Jaungoiko ttipi baten begia, lau ertzetakoa.
Denborarik gehiena aurreko hormaz hausnartzen joaten zait.
Arrosa da, tantoekin.
Hain luzaro egon natzaio begira
Nere bihotzaren zati bat dela uste dut. Baina gora-beherak ditu.
Aurpegiek eta iluntasunak banandu egiten gaituzte behin eta berriro.
Aintzira bat naiz orain. Andre bat nigana makurtzen da,
Zer ote den bera zinez nere luze-zabalean aztertuz.
Gero gezurti horiengana bihurtzen da: kandela edo ilargiari buruz.
Bere bizkarra ikusi eta isladatu, egiten dut fidelki.
Eskuak astinduz eta malkoekin saritzen nau.
Inportantea naiz berarentzat. Etorri eta joan egiten zait.
Bere aurpegiak hartzen du goizero iluntasunaren lekua.
Neska gazte bat ito du nigan, eta nigan hartzen dio gaina
Andre zahar batek,
egunez egun, arrain
izugarri baten modura.
Electra en la Senda de las Azaleas
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