El gran poeta Rafael Alberti nación en el año 1902 en la localidad de El Puerto de Santa María, provincia de Cádiz en una familia que pese a haber sido muy pudiente no pasaba por sus mejores momentos económicos. Cuando el joven Rafael tenía 15 años la familia entera se va a vivir a Madrid lo que provoca una enorme añoranza del mar en el por entonces incipiente poeta gaditano que echaba en falta la proximidad del océano.
En sus inicios, parecía más inclinado a la creación pictórica, afición que siguió cultivando hasta el fin de sus días, pero una enfermedad pulmonar le obligó a pasar bastante tiempo postrado en una cama y desde entonces la poesía y él fueron uno.
En Madrid, en la Residencia de Estudiantes conoce a la mayoría de escritores destacados de la época y traba amistad con ellos.
Más tarde estalla la guerra civil y Alberti, reconocido comunista y activista, se ve forzado a exiliarse cuando ésta acaba estableciéndose en Argentina en donde continuó escribiendo y pintando hasta que, previo paso por Roma volvió a España en el año 1978. De ahí en adelante fueron múltiples los reconocimientos a su obra, destacando entre todos ellos el premio Cervantes concedido en 1983, por una brillante carrera como poeta y dramaturgo.
Finalmente, en 1999 a los 96 años de edad, una parada cardiorrespiratoria acaba con su vida en su propia localidad de El Puerto de Santa María, en la que al menos pudo contemplar a su amigo el mar hasta los últimos instantes de su estancia entre nosotros.
Se equivocaba;
Por ir al norte fue al sur
Creyó que el trigo era agua,
Se equivocaba.
Que la noche la mañana;
Se equivocaba, se equivocaba.
Que la calor, la nevada;
Se equivocaba, se equivocaba.
Que tu corazón su casa;
Se equivocaba, se equivocaba.
Tu en la cumbre de una rama.
Se equivocaba, se equivocaba.
Que tu corazón su casa;
Se equivocaba, se equivocaba.
Se equivocaba, se equivocaba.
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