El rey no tuvo otra alternativa que cumplir con la voluntad de los
dioses y entre llantos y lamentos llevó a Psique al monte. Pero cuando
la joven esperaba la aparición del monstruo que el destino le tenía
reservado como esposo, un dulce Céfiro (viento del Oeste y uno de los
más fieles mensajeros de los dioses) la transportó hasta un valle donde
quedó dormida. Al despertar se encontró ante un palacio encantado en el
que se fue adentrando, guiada por voces incorpóreas, para no descubrir
sino belleza y opulencia. Sirvientes invisibles acompañaron a Psique y
se encargaron de cumplir con todos sus caprichos.
Al llegar la noche, Psique notó cerca de ella la presencia del marido que le había anunciado el oráculo. Psique no podía verlo, pero no parecía tan monstruoso como temía, no percibía deformidades en él, sino todo lo contrario: formas perfectamente proporcionadas y se entregó a él. Con las primeras luces del día, su esposo desapareció... Gozaron así de varias noches y antes de que la luz del día lo sorprendiera el supuesto monstruo se alejaba. Psique esperaba ansiosa la oscuridad aunque tenía la comprensible curiosidad de conocer estéticamente a su esposo.
http://analisisycomentario.blogspot.com.es/2008/03/antonio-canova-eros-y-psique.html
Al llegar la noche, Psique notó cerca de ella la presencia del marido que le había anunciado el oráculo. Psique no podía verlo, pero no parecía tan monstruoso como temía, no percibía deformidades en él, sino todo lo contrario: formas perfectamente proporcionadas y se entregó a él. Con las primeras luces del día, su esposo desapareció... Gozaron así de varias noches y antes de que la luz del día lo sorprendiera el supuesto monstruo se alejaba. Psique esperaba ansiosa la oscuridad aunque tenía la comprensible curiosidad de conocer estéticamente a su esposo.
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