Gaur egungo antropologiaren inguruko ikerketek adierazten dutenez, gizakia beste animaliengandik bereizten duten zenbait elementuren artean sormena, abstrakzioa eta irudimena bezalako gaitasunak dira. Horiek guzti horiek dira, hain zuzen ere, arte deitu izan den ekimenaren jatorrizko tresna batzuk. Nire helburua blog honetan ikasle eta irakasleentzat materiala ipintea da; denon artean euskeraz dagoena gehitzeko, eta ez dagoena beste hizkuntzetan ikusi gero egokitzeko.
2024/12/20
2024/12/19
2024/12/14
2024/10/31
2024/10/10
BIZITZA ETA HERIOTZARI BEGIRADA BERRI BAT. Una nueva mirada a la vida y a la muerte.
- No somos nadie
- A todos nos llega la hora
- Es ley de vida
- La vida es así
- "No hay palabras para
aliviar el dolor de tu pérdida"
- "Cuánto nos vamos a
acordar de él/ella"
- "Ha sido un duro golpe para todos"
Este año La eutanasia, los
cuidados paliativos y el declive de la vida han sobrevolado como temas
principales en muchas de las películas de este Zinemaldia en Donostia. Y nada es casual. Nuestra sociedad ha dado la
espalda a todo lo relacionado con la muerte. Y eso no nos permite transitar un
duelo que cierre las heridas
En ninguna otra situación como en
el duelo, el dolor producido es TOTAL: es un dolor biológico (duele el cuerpo),
psicológico (duele la personalidad), social (duele la sociedad y su forma de
ser), familiar (nos duele el dolor de otros) y espiritual (duele el alma). En
la pérdida de un ser querido duele el pasado, el presente y especialmente el
futuro. Toda la vida, en su conjunto, duele. Se necesita un entorno seguro para
espresar lo que una siente. El duelo termina cuando podemos acordarnos de esa
persona sin sentir dolor, como si fuera una parte de nosotros. Y es un proceso
liberador.
Amaren heriotzak bakoitzaren biografiaren esperientzia pertsonala eta, aldi berean, zer paradoxa, mundu honetan dagoen orokorrena eta arruntena da. Guztiok umezurtz-egoera unibertsal berera garamatza. Eta gure eta besteen buruarekin zintzoak izan behar ditugu.
Gurasoak gure babesle mitologikoak dira.
Fue una psiquiatra y escritora suizo-estadounidense, una de las mayores expertas mundiales en la muerte, las personas moribundas y los cuidados paliativos. Faces que ella descubrio:
1. Negación
«Me siento bien», «esto no me puede estar pasando, no a mí».
Es solamente una defensa temporal para el individuo. Se vive con incredulidad la noticia. Este sentimiento es generalmente reemplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones e individuos que son dejados atrás después de la muerte.
2. Ira
«¿Por qué a mí? ¡No es justo!»,
«¿cómo me puede estar pasando esto a mí?».
Una vez en la segunda etapa, el individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada. Emergen sentimientos de ira y envidia. Cualquier individuo que simboliza vida o energía es sujeto a ser proyectado resentimiento y envidia.
3. Negociación
«Dios, déjame vivir al menos para ver a mis hijos graduarse»,
«haré cualquier cosa por un par de años más».
La tercera etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna manera posponer o retrasar la muerte. Usualmente, la negociación por una vida extendida es realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada. Psicológicamente, la persona está diciendo: «Entiendo que voy a morir, pero si solamente pudiera tener más tiempo...».
4. Depresión
«Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?»;
«voy a morir, ¿qué sentido tiene?»;
«extraño a mis seres queridos, ¿por qué seguir?»
Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a entender la certza de la muerte. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.
5. Aceptación
«Esto tiene que pasar, no hay solución, no puedo luchar contra la realidad, debería prepararme para esto».
Me da la sensación de que muchas veces en nuestra sociedad europea nuestra relación con la muerte está siempre en fase de negación: se oculta, no se habla del tema, nos incomoda, preferimos no pensar en ello.
Mientras las otras sombras recen, giman o lloren,
Y bajo tus miradas de siniestro patriarca
Las tímidas y tristes, en bajo acento, oren,
Yo iré como una alondra cantando por el río
Y llevaré a tu barca mi perfume salvaje,
E irradiaré en las ondas del arroyo sombrío
Como una azul linterna que alumbrara en el viaje.
Por más que tú no quieras, por más guiños siniestros
Que me hagan tus dos ojos, en el terror maestros,
Caronte, yo en tu barca seré como un escándalo.
Y extenuada de sombra, de valor y de frío,
Cuando quieras dejarme a la orilla del río
Me bajarán tus brazos cual conquista de vándalo.
Juana de Ibarbourou.
JOAN DIDION
…En ese momento: ¿seré capaz de saludar a la gente, seré capaz de salir a escena, seré capaz siquiera de vestirme ese día? No tenemos forma de saber que el problema no será ese. No
tenemos forma de saber que el funeral en sí será anodino, una especie de regresión narcótica en la cual nos veremos envueltos en el cariño de los demás y en la gravedad y el sentido de la ocasión. Ni tampoco podemos conocer por anticipado (y aquí reside la diferencia esencial entre el dolor por la muerte de un ser querido tal como nos lo imaginamos y tal como es en realidad) la ausencia interminable que vendrá después, el vacío, que es justamente lo contrario del sentido, la sucesión implacable de momentos durante los cuales afrontaremos la experiencia del sinsentido mismo.
Las señales visibles del duelo nos remiten a la muerte, lo cual se interpreta como algo antinatural, como una incapacidad para lidiar con la situación. «Te falta una sola persona y ya ves el mundo vacío. Pero ya no tienes derecho a decirlo en voz alta.
...Cuando lloramos a nuestros seres queridos también nos estamos llorando a nosotros mismos, para bien o para mal. A quienes éramos. A quienes ya no somos. Y a quienes no seremos definitivamente un día.
1922 Emily Post, capítulo XXIV, «Funerales», que lleva al lector desde el momento dela muerte («Nada más ocurrir la muerte, la enfermera suele cerrar las cortinasde la alcoba del muerto y manda a una criada a cerrar el resto de cortinas dela casa») hasta las instrucciones para sentar a los asistentes al funeral: «Hayque entrar en la iglesia en el mayor silencio posible y, como en los funeralesno hay ujieres, sentarse en el sitio trasera donde no llame mucho la atención, amenos que el funeral sea muy pequeño y la iglesia grande, en cuyo caso uno se puede sentar en el último asiento del pasillo central, hacia el fondo». Este nivel de detalles tan concretos se mantiene todo el tiempo. El énfasis está siempre en lo práctico. A la persona que está sufriendo el duelo hay que animarla a que «sesiente en una sala soleada», preferiblemente con la chimenea encendida. Se le puede traer comida, «pero muy poca», en una bandeja: té, café, caldo, una tostada fina o un huevo escalfado. Leche, pero solo caliente: «La leche fría sienta mal a quien ya tiene frío». En cuanto a otros alimentos, «la cocinera
puede sugerir algo que le suela gustar, pero hay que ofrecer muy poca comida cada vez, porque aunque el estómago pueda estar vacío, el paladar rechaza la idea de la comida, y la digestión nunca funciona muy bien». A la persona que está de duelo se le aconseja que no gaste demasiado dinero para adaptarse a la vestimenta de luto: la mayoría de las prendas que ya tenga, incluyendo los zapatos de piel y los sombreros depaja, «se pueden teñir sin problema». Los gastos del funeral se tienen que calcular de antemano. Durante el funeral hay que poner a una amistad a cargo de la casa. Esa amistad se encargará de que la casa se ventile, de que los muebles desplazados se devuelvan a su sitio y de que la chimenea esté encendida cuando la familia regrese. «También está bien preparar un poco de té o caldo caliente —aconseja la señora Post—, y hay que llevárselo a su regreso sin preguntarles si lo quieren. La gente que sufre una pena muy grande no quiere comida, pero si se la das, la acepta de forma mecánica, y lo que más falta le hace es algo caliente para empezar la digestión y estimular la circulación maltrecha.»La señora Post lo habría entendido. Ella escribía en un mundo en el que el duelo seguía siendo algo reconocido y permitido y no se escondía. PhilippeAriès, en una serie de conferencias que impartió en la Johns Hopkins en 1973 y que después se publicaron con el título.
Historia de la muerte en Occidente desde la Edad Media hasta nuestros días, señalaba que a partir de 1930 se había producido en la mayoría de los países de Occidente, y sobre todo en Estados Unidos, un cambio revolucionario en las actitudes de aceptación de la muerte. «La muerte —escribía—, que en el pasado había sido algo familiar puesto que estaba en todas partes, fue borrada y desapareció. Se volvió algo vergonzoso y prohibido.»
El antropólogo social inglés Geoffrey Gorer, en su texto de 1965 Death, Grief, and Mourning,
decía que este rechazo del duelo en público era resultado de la presión cada vez mayor que imponía el nuevo «deber ético de divertirse», un nuevo «imperativo de no hacer nada que pudiera reducir la diversión de los demás». Tanto en Inglaterra como en Estados Unidos,comentaba, la tendencia contemporánea consistía en «tratar el duelo como un capricho morboso que uno se permitía y en conceder admiración social a aquellos parientes del difunto que escondían tan plenamente su dolor que nadie podría adivinar lo que les había pasado».
Una forma de ocultarse que tiene el dolor por la muerte de un ser querido deriva del hecho de que la muerte ahora casi siempre tiene lugar lejos de la atención pública. En la tradición anterior, sobre la cual escribía la señora Post, el acto de morir todavía no se había profesionalizado.
Sé por qué intentamos mantener con vida a los muertos: intentamos mantenerlos con vida para tenerlos con nosotros. JUANA LA LOCA. También sé que si queremos seguir vivos llega un momento en que tenemos que dejar ir a los muertos, dejarlos ir, dejarlos muertos...
W. B. YEATS
Ez izurik ez itxaropenik ez du
Hilzorian dagoen animaliak;
Gizona heriotzaren zain
izuturik dago, eta itxaropenez betea;
Sarritan hil zen,
Sarritan zutitu zen.
Gizon handi batek, harrotasunez,
Gizon hiltzaileei aurre eginez
Irrigarri bihurtzen du
Arnasaren ezabatzea
Ondo ezagutzen baitu hark heriotza
Heriotza gizonak sortu du.
Ni miedo ni esperanza
acompañan al animal que muere;
el hombre aguarda su final
temiendo y esperando todo;
muchas veces murió,
muchas se levantó de nuevo.
Un gran hombre con su orgullo
al enfrentar asesinos
hunde en el escarnio
la cesación del aliento.
Él conoce la muerte a fondo —
el hombre creó la muerte.
ISABEL ALLENDE
"Primero, porque la ví morir
en mis brazos, y me dí cuenta de que la muerte es como el nacimiento, es una
transición, un umbral, y le perdí el miedo en lo personal. Ahora, si me agarra
el virus, pertenezco a la población más vulnerable, la gente mayor, tengo 77
años y sé que si me contagio voy a morir. Entonces la posibilidad de la muerte se
presenta muy clara para mí en este momento, la veo con curiosidad y sin ningún
temor".
Y reflexionó: "Me di cuenta
en algún momento de que uno viene al mundo a perderlo todo. Mientras más uno
vive, más pierde. Vas perdiendo a tus padres primero, a gente a tu alrededor,
tus mascotas, los lugares y tus propias facultades también. No se puede vivir
con temor, porque te hace imaginar lo que todavía no ha pasado y sufres el
doble. Hay que relajarse un poco, tratar de gozar lo que tenemos y vivir en el
presente".
PAULA
“¡Qué larga y confusa es la vida, mamá! — Al menos tú puedes escribirla para tratar de entenderla.”
“Supongo que de ese sentimiento de soledad nacen las preguntas que impulsan a escribir”
"En el lento y silencioso proceso de la escritura entro en un
estado de lucidez, en el cual a veces puedo descorrer algunos velos y ver lo
invisible."
El amor es anterior a la vida,
posterior a la muerte,
inicial de la creación, y
la expresión del aliento.
E. Dickinson
Irvin Yalom (1931) es un reputado
psiquiatra existencial estadounidense. Sus investigaciones sobre psiquiatría se
complementan con sus libros de ficción y no ficción, consolidándose como uno de
los autores más populares de las últimas décadas.
Como psiquiatra existencial, se
ha especializado en diferentes tópicos, aunque destacan sus trabajos en
relación con la muerte.
Irvin y Marilyn Yalom estuvieron
casados más de 65 años. Cuando ella enfermó, decidieron escribir
“Inseparables”, un libro sobre la vejez, la enfermedad, la eutanasia y el
duelo. Cómo lidiar con la vida que se va y la soledad que queda.
Irvin Yalom y Marilyn Yalom se
conocieron a fines de la década del 50 mientras terminaban sus estudios de
posgrado en la universidad estadounidense Johns Hopkins. Él hacía una
residencia en Psiquiatría y ella, un doctorado en Literatura Comparada. Desde entonces,
ambos entablaron una relación que trascendió rápidamente lo académico y tendió
a lo amoroso; relación que se extendería por casi siete décadas hasta la muerte
de Marilyn a fines de 2019.
A comienzos de ese año, cuando a
la mujer le diagnosticaron mieloma múltiple, un cáncer de las células
plasmáticas (glóbulos blancos productores de anticuerpos que se encuentran en
la médula ósea), le propuso a su esposo que dejara los proyectos de libros que
tenía en marcha para escribir a cuatro manos un nuevo -y probablemente último-
libro en conjunto:
“Se trata de documentar los días
y meses difíciles que tenemos por delante. Quizá nuestras pruebas sean de
alguna utilidad para otras parejas en las que uno de los dos se enfrenta a una
enfermedad mortal. (...) ¡Vas a escribir este libro conmigo! Será nuestro
libro, un libro diferente a cualquier otro, porque involucra dos mentes en
lugar de una: ¡las reflexiones de una pareja que ha estado casada durante
sesenta y cinco años! Una pareja que tiene la enorme fortuna de tenerse el uno
al otro mientras recorremos el camino que finalmente conduce a la muerte”.
“Cada persona debe elegir cuánta
verdad puede soportar”.
“Porque no todas las personas
toleran el mismo grado de verdad. La honestidad es un valor que se aprecia en
la sociedad, pero que cuando se manifiesta por completo puede llegar a
desagradar.”
“La vida es una chispa entre dos
vacíos idénticos, la oscuridad antes del nacimiento y la oscuridad después de
la muerte”.
“Una chispa que se siente como un
largo recorrido, pero que cuando se está en las horas postreras a la vida, se
siente solo como un abrir y cerrar de ojos.”
“Amar significa estar activamente
preocupado por la vida y el crecimiento del otro”.
“No se puede entender el amor si
no se hace desde estas coordenadas.”
Última obra del psiquiatra y
autor, escrita a cuatro manos con su esposa, la académica y escritora Marylin
Yalom, y en la que, a medio camino entre el memoria y la novela de superación
personal, narran en primera persona y a capítulos alternos los últimos 12 meses
de vida de ella, desde el momento en el que le diagnostican una enfermedad
terminal, hasta que finalmente se produce el desenlace. Una obra en la que la
pareja, casados durante 65 años, explican sin tabús y con gran dulzura cómo
encajan en primer lugar el diagnóstico y cómo afrontan, la enfermedad y su
desarrollo. Así, mientras Marilyn deberá aprender a tener una buena muerte,
Irvin tendrá que aprender a vivir sin ella, además de enfrentarse, también, a
su propia muerte.
Douglass realizó la labor de investigación de los ritos funerarios en Murélaga que sustenta la presente obra, ya un verdadero clásico, guiado por su convencimiento de que “en la sociedad vasca, las respuestas individuales y colectivas a la crisis causada por una muerte ocurrida en la comunidad son tan complejas y ocupan una posición tan destacada en la visión que del mundo tienen los actores, que nos autorizan a diferenciar en el sistema de valores el tema de la muerte”, tema que se convierte en “un vehículo adecuado para estudiar la estructura social de la comunidad”.
La destacada participación de los miembros de la vecinos en las ceremonias funerarias subraya la importancia de la comunidad como el principal contexto de interrelación fuera del grupo doméstico. Dentro de los límites territoriales de auzoa es el grupo doméstico realiza la mayor parte de sus actividadess económicas. El trato personal entre los vecinos es un acontecimiento cotidiano.
Van Gennep encaja los ritos funerarios en el contexto más amplio de los ritos de paso. En todo rito de paso se pueden distinguir los siguientes elementos integrantes: ritos de separación, ritos de transición y ritos de incorporación.. Aunque todos y cada uno de estos elementos concurren en todo rito de paso, su importancia varía según la finalidad que persiga el rito que se realice. A primera vista, parece que el ritual funerario tiende a enfatizar los ritos de separación; ahora bien, en un examen más hondo de la cuestión vemos que también contiene ritos de transición y de incorporación
En los estudios de Hertz y de Van Gennep sobre el ritual funerario reviste fundamental importancia la noción de que el mismo tiene como función la de promover la solidaridad so cial. Hertz afirma que la sociedad se considera como inmortal. "Así, al morir una persona, la sociedad pierde mucho más que una simple unidad, ya que es atacada en la raíz misma de su ser, en la fe que tiene en sí misma" . "Al establecer una comunidad de muertos, la sociedad se recrea periódicamente a sí misma". En el contexto del ritual funerario se afirman tanto la solidaridad como la continuidad social.
Esta afirmación es recogida por
diversos estudios antropológicos sobre la muerte. A. R. Radcliffe-Brown estima
que las costumbres del entierro de los andamaneses sólo pueden explicarse
"como una reacción colectiva contra el ataque al sentido colectivo de
solidaridad que supone la muerte de uno de los miembros del grupo social"
.
El ritual funerario sirve a los
parientes como un respaldo social en sus intentos de reajuste, les proporciona
un mecanismo catártico para la expresión pública de su dolor y señala un
período de duelo. En resumen, la comunidad dice a los parientes: "Vuestro
muchacho se ha muerto, ya está enterrado. En nuestra presencia, podéis exhalar
los últimos quejidos. Así esperamos que lo hagáis y así os lo pedimos. Mañana
ya podéis reanudar vuestra vida normal.
Quiero llamar la atención sobre
las importantes funciones que desempeñan el ritual y los miembros de la
comunidad con los que se relaciona el pariente que llora a un ser querido; le
ayudan en un momento de crisis, de profundo dolor, para que pueda expresarlo,
aliviando su pena; y no hay que olvidar los desajustes que pueden surgir si no
se presta tal ayuda
Originaltasuna: bizitzaren zentzua ez baita bilatu behar, asmatu baizik
Dónde estás, en qué
pastos
nun hago, zer
larretan
Pastor de Urepel
urepeleko artzaina
Hacia arriba por las
laderas
mendi hegaletan gora
Al después que es
recuerdo
oroitzapenen den
gerora
Quien fuiste huyendo
ihesetan joan
hintzana
Rompiendo el vallado
hesia urraturik
Liberaste la canción
libratu huen kanta
De todas las ataduras
lotura guztietatik
De los límites del
cuerpo
gorputzaren mugetatik
Queriendo sentirte
libre
aske sentitu nahirik
Fue tu último aliento
azken hatsa huela
El verso más profundo
bertsorik sakonena
Que nunca pueden
decirse
inoiz esan ezin diren
De las verdades
ocultas
estalitako hegien
El grito más
fuerte... Más fuerte
oihurik bortitzena
bortitzena
Dónde estás
non hago
2024/09/28
El proceso de morir como transición. Dr. Enric Benito
Enric Benito (Mallorca, 1949), médico especializado en oncología y cuidados paliativos, tiene dentro un niño que se enfadó con la muerte. A sus 75, recuerda como un día, los gritos de su abuelo, enfermo de cáncer de próstata y con metástasis ósea, dejaron de escucharse en el patio de su casa. No le cuesta hacer memoria de cómo se llenó de gente y, al fondo, vio a su tío escondido de los demás para llorar. «Noté un desgarro que me partió por dentro; sentí tristeza, pero, sobre todo, viví una oleada de indignación e injusticia», dice en el libro que cuenta su experiencia, El niño que se enfadó con la muerte (Harper Collins, 2024). Desde entonces, y en el fondo, «emerge la luz de la ternura hacia mi abuelo, al que no pude abrazar, y la que he seguido buscando en cada persona que agoniza para acercarme, conectar, consolar y aliviar».
Benito fue coordinador de la Unidad de Cuidados Paliativos del hospital Virgen de la Salud y del hospital Joan March, en Mallorca. También fue coordinador del programa autonómico de esta especialidad, y coordinador del Grupo de Espiritualidad de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos.