2020/04/20

Byung-Chul Han: vamos hacia un feudalismo digital y el modelo chino podría imponerse


Que la pandemia tendrá consecuencias que transformarán al conjunto de la sociedad en una zona de seguridad, en una cuarentena permanente en la que cada uno será tratado como un potencial portador del virus. Europa y Estados Unidos están perdiendo todo su esplendor en medio de la pandemia. Van a los tumbos. Parece que son incapaces de controlar la epidemia. En Asia, lugares como Taiwán, Hong Kong, Singapur, Corea del Sur o Japón supieron controlarla con relativa rapidez. ¿A qué se debe esto? ¿Qué ventajas sistémicas evidencian los países asiáticos? En Europa y en Estados Unidos el virus se encuentra con una sociedad liberal en la que se propaga sin esfuerzo. ¿Acaso el liberalismo tiene la culpa del fracaso europeo? ¿Será que el virus se siente a gusto en el sistema liberal?
Pronto se impondrá la idea de que la lucha contra la pandemia indica actuar a pequeña escala, es decir, poniendo el foco en la persona, el individuo. Pero el liberalismo no permite fácilmente un procedimiento de este tipo. Una sociedad liberal se compone de individuos con libertad de acción que no autorizan la injerencia estatal. La sola protección de datos impide la vigilancia a pequeña escala de las personas. La sociedad liberal no contempla la posibilidad de hacer de las personas, individualmente, el objeto de la vigilancia, por eso no le queda más remedio que el shutdown, con consecuencias económicas masivas. Occidente llegará pronto a una conclusión fatal: que lo único capaz de evitar el cierre total es una biopolítica que permita tener acceso ilimitado al individuo. Occidente concluirá que la protegida esfera privada es justamente lo que ofrece refugio al virus. Pero reconocer esto significa el fin del liberalismo.
Los asiáticos están combatiendo el virus con un rigor y una disciplina que para los europeos resulta inconcebible. La vigilancia se centra en cada persona en forma individual, y esto constituye la principal diferencia con la estrategia europea. Los rigurosos procedimientos asiáticos recuerdan a aquellas medidas disciplinarias adoptadas en la Europa del siglo XVII para combatir la epidemia de la peste. Michel Foucault las describió de manera impactante en su análisis de la sociedad disciplinaria. Las casas se cierran por fuera y las llaves se entregan a las autoridades. Se condena a muerte a quienes violan la cuarentena. Se mata a los animales que andan sueltos. La vigilancia es total. Se exige obediencia incondicional. Se vigila cada casa en forma individual. Durante los controles, todos los habitantes de una casa deben asomarse por las ventanas. A quienes viven en casas que dan a patios traseros se les asigna una ventana al frente por la cual asomarse. Llaman a cada persona por su nombre y le preguntan por su estado de salud. Quien miente se expone a la pena de muerte. Se establece un sistema de registro total. El espacio se vuelve una red anquilosada de células impermeables. Cada quien está atado a su lugar. Cualquiera que se mueva pone en riesgo su vida.
En el siglo XVII Europa devino en una sociedad disciplinaria. El poder biopolítico penetra hasta en los más mínimos detalles de la vida. Toda la sociedad se transforma en un panóptico, es atravesada por la mirada panóptica. El recuerdo de esas medidas disciplinarias se ha desvanecido por completo en Europa. En realidad, eran medidas mucho más rigurosas que las que toma China ante esta pandemia. Pero se podría decir que la Europa de los siglos XVII y XVIII es la China actual. Entretanto, China ha creado una sociedad disciplinaria digital con un sistema de crédito social que permite una vigilancia biopolítica y un control sin fisuras de la población. Ni un solo momento de la vida cotidiana escapa a la observación. Se monitorea cada clic, cada compra, cada contacto, cada actividad en las redes sociales. Se utilizan 200 millones de cámaras de vigilancia con reconocimiento facial. Quien cruza un semáforo en rojo, tiene contacto con personas opositoras al régimen o publica comentarios críticos en las redes sociales vive en peligro. Quienes, en cambio, compran comida sana o leen los periódicos oficialistas, son recompensados con créditos baratos, seguros de salud o visas de viaje. En China esta vigilancia total es posible porque no existe restricción alguna al intercambio de datos entre los proveedores de internet y de telefonía móvil y las autoridades. Así que el Estado sabe dónde estoy, con quién me encuentro, qué estoy haciendo en este momento, qué ando buscando, en qué pienso, qué compro, qué como. Es muy probable que en el futuro el Estado también controle la temperatura corporal, el peso, los niveles de azúcar en sangre, etc.
En la lucha contra el virus, el individuo es vigilado individualmente. Una aplicación le asigna a cada persona un código QR que indica con colores su estado de salud. El color rojo indica una cuarentena de dos semanas. Solo pueden moverse libremente quienes puedan mostrar un código verde. No es solo China, otros países asiáticos también implementan la vigilancia individual. Para detectar personas potencialmente infectadas se cruzan los más diversos datos. El gobierno de Corea del Sur está considerando incluso la posibilidad de obligar a las personas que entran en cuarentena a llevar un brazalete digital que permita controlarlas las 24 horas del día. Hasta ahora ese método de vigilancia estaba reservado para quienes habían cometido delitos sexuales. De modo que, frente a la pandemia, cada individuo es tratado como un criminal en potencia.

El feudalismo digital
El modelo asiático para combatir el virus no es compatible con el liberalismo occidental. La pandemia pone en evidencia la diferencia cultural entre Asia y Europa. En Asia sigue imperando una sociedad disciplinaria, un colectivismo con fuerte tendencia al disciplinamiento. Se aplican sin más medidas disciplinarias radicales que encontrarían fuerte rechazo por parte de los europeos. No se las percibe como restricción de los derechos individuales sino como cumplimiento de deberes colectivos. Países como China y Singapur tienen un régimen autocrático. Hasta hace pocas décadas también en Corea del Sur y Taiwán prevalecían condiciones autocráticas. Los regímenes autoritarios hacen de las personas sujetos disciplinarios, las educan para la obediencia. Y Asia está marcada por el confucianismo, que dicta la obediencia incondicional a la autoridad. Todas estas peculiaridades asiáticas resultan ventajas sistémicas para contener la epidemia. ¿Será que la sociedad disciplinaria asiática terminará imponiéndose a escala global a la luz de la pandemia?
Ni siquiera es necesario remitirse a Asia para señalar el peligro que la pandemia representa para el liberalismo occidental. La vigilancia panóptica no es un fenómeno exclusivamente asiático. Ya estamos viviendo en un panóptico digital global. Las redes sociales también se parecen cada vez más a un panóptico que vigila y explota sin piedad a los usuarios. Nos exponemos voluntariamente. No entregamos nuestros datos por la fuerza sino por necesidad interior. Constantemente se nos incita a compartir nuestras opiniones, preferencias y necesidades, a comunicarnos y a contar nuestras vidas. Después, los datos son analizados por plataformas digitales dedicadas al pronóstico y a la manipulación de comportamientos, y explotados comercialmente sin tregua ni cuartel.
Vivimos en un feudalismo digital. Los señores feudales digitales como Facebook nos dan la tierra y dicen: ustedes la reciben gratis, ahora árenla. ¡Y la aramos a lo loco! Al final, vienen los señores y se llevan la cosecha. Así es como se explota y vigila la totalidad de la comunicación. Es un sistema extremadamente eficiente. No existe la protesta porque vivimos en un sistema que explota la libertad en sí misma.

El capitalismo en su conjunto se está transformando en un capitalismo de vigilancia. Plataformas como Google, Facebook o Amazon nos vigilan y manipulan, con el propósito de maximizar sus ganancias. Se registra y analiza cada clic. Somos dirigidos como marionetas por hilos algorítmicos. Pero nos sentimos libres. Asistimos a una dialéctica de la libertad, que la vuelve servidumbre. ¿Esto todavía es liberalismo?
La pregunta que nos deberíamos hacer es: ¿por qué toda esta vigilancia digital, que está teniendo lugar de todas formas, debería detenerse ante el virus? Es probable que la pandemia haga caer ese umbral de inhibición que venía impidiendo que la vigilancia se extendiera biopolíticamente al individuo. La pandemia nos lleva hacia un régimen de vigilancia biopolítica. No solo nuestras comunicaciones, también nuestro cuerpo, nuestro estado de salud, se está convirtiendo en objeto de vigilancia digital. La sociedad de la vigilancia digital está experimentando una expansión biopolítica.

Según Naomi Klein, autora de No Logo, el shock es un momento oportuno para instalar un nuevo sistema de dominación. El shock pandémico hará que se imponga a nivel global una biopolítica digital que se apodere de nuestro cuerpo con su sistema de control y vigilancia, una sociedad disciplinaria biopolítica que vigile permanentemente hasta nuestro estado de salud. Tampoco descartemos que vayamos a sentirnos libres en ese régimen de vigilancia biopolítica. De hecho vamos a pensar que todas estas medidas de vigilancia son en pos de nuestra propia salud. La dominación se completa en el momento en que coincide con la libertad. En medio de la conmoción causada por la pandemia, ¿se verá Occidente obligado a abandonar sus principios liberales? ¿Corremos el riesgo de volvernos una sociedad de cuarentena biopolítica que restrinja de manera permanente nuestra libertad ? ¿Es China el futuro de Europa?

Byung-Chul Han, filósofo de origen surcoreano y docente en Berlín, ha sido casi integralmente traducido al castellano. Es autor de ensayos breves como "La agonía del eros", "Enjambre", "La sociedad del cansancio" y "Topología de la violencia". Traducción del alemán: Carla Imbrogno.

2020/04/19

La Población. Biztanleria

Primera semana: resumen de la introduccion y el video 
1.Distribución de la población en el mundo


La geografía de la población es la ciencia que se ocupa del estudio de la población y el espacio que ocupa dentro de un determinado territorio. En cada espacio geográfico viven un conjunto de personas que lo habitan y forman su población. 
El espacio geográfico de nuestro planeta no está ocupado por igual, siendo la distribución espacial de la población muy irregular. Ello se debe, en parte, a las distintas formas de ocupar un hábitat o espacio concreto, como consecuencia de factores físicos y humanos. Para estudiar la distribución de la población tenemos la densidad de población que mide el número de habitantes por km2. 
Dentro de nuestro planeta, nos encontramos con zonas que están ocupadas de forma permanente, o ecúmene, y las zonas donde no hay asentamientos humanos de forma permanente, que denominamos anecúmene. 
Segunda semana: Resumen de la densidad de poblacion y el video
1.1. Densidad de la población mundial  



La población actual del planeta supera los 7400 millones de personas. Está desigualmente distribuida entre los continentes, pudiendo apreciarse una gran diferencia entre el hemisferio norte y el hemisferio sur. 
El 90% de la población mundial se concentra en la zona templada del hemisferio norte, siendo los continentes más poblados Asia y Europa, que acogen al 86% de las personas a nivel mundial, seguidos de América, África y Oceanía. 
Los países donde se concentra una mayor densidad de población se encuentran en el continente asiático: China, India, Indonesia, Pakistán, Bangladesh y Japón; en Europa, Rusia, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia y, en América del Norte, la costa noreste: desde Boston hasta Washington. 
Existen una serie de espacios en América del Sur y África con muy alta densidad de población: el litoral atlántico de Brasil y la zona central de México; el valle del Nilo, en Egipto y la zona litoral del Magreb, en África; junto a espacios de transición escasamente poblados: los países de África central, Oceanía y determinadas zonas de América del Sur. 
Junto a estos espacios, nos encontramos con los grandes vacíos demográficos que se sitúan en las tierras desérticas, áreas montañosas y zonas frías del planeta. Esta escasa densidad concentra cerca de un 2% de la población mundial. 

Tercera semana: factores de localización y video

1. 2. Factores de localización de la población
Los factores que influyen en la desigual distribución de la población en la Tierra son los siguientes: 
 Factores físicos. 
El clima es un factor determinante por lo riguroso que se presenta en determinados espacios geográficos. Los climas fríos, húmedos o demasiado áridos no favorecen los asentamientos humanos. 

La hidrografía adversa influye en la distribución espacial de la población por la dependencia que la agricultura tiene del agua. Eso va muy unido también a la fertilidad del suelo. 
El relieve condiciona el hábitat humano de forma algo compleja, las zonas altas de las montañas y cordilleras están prácticamente despobladas, frente a la concentración que presentan zonas más bajas que están bien orientadas y cuentan con una climatología menos adversa. 
 Factores humanos 
Los factores humanos tienen gran influencia en los asentamientos de la población en un lugar determinado y favorecen el aumento de la densidad de población. 
La antigüedad de la población de un lugar favorece el asentamiento y aumento de la densidad, apareciendo grandes focos demográficos. Son los casos de Asia y Europa. 
El desarrollo económico, ya que la economía ha sido, sobre todo tras la Revolución industrial, un motivo de atracción o rechazo de población. Aquellas zonas con una economía próspera son focos de concentración demográfica. 
Por último, también podríamos incluir las motivaciones políticas, tanto como expulsoras de población -por causas como guerras o regímenes políticos-, como atrayentes -si los gobiernos toman medidas para repoblar zonas poco pobladas-. 3. Los movimientos naturales de la población 
El crecimiento o disminución de la población de un país se ve afectado por la acción combinada de dos movimientos: 
El primero y más importante es el movimiento natural, que resulta de la diferencia entre los nacimientos y las defunciones, referido a un período de tiempo que se denomina crecimiento natural o vegetativo. 
El segundo está configurado por los movimientos migratorios. Hay que tener en cuenta, por una parte, la emigración, que representa la salida de personas de su lugar de origen; y, por otra, la inmigración, que representa la entrada de personas procedentes de lugares diferentes en un territorio determinado. 


4, semana: natalidad y video
2.1. Natalidad 
La natalidad es el número de nacimientos habidos en una población durante un período de tiempo determinado, generalmente referido a un año natural, y supone un aumento de la población. Para su estudio, usamos la tasa de natalidad, que pone en relación el número de nacimientos con la población total de un territorio.
 Nº nacimientos Tasa de natalidad = ---------------------------- x 1000                                              Nº de habitantes 
Dentro de la natalidad, se utilizan otras tasas como la tasa de fecundidad, partiendo del número de nacimientos por cada mil mujeres de edad comprendida entre los 15 y los 45 años y el número medio de hijos por mujer, que suele ser más bajo en los países desarrollados y más alto en los subdesarrollados. 
                                                   Nº de nacimientos Tasa de fecundidad = ----------------------------------------------- x 1000                                          Nº de mujeres entre 15 y 49 años 
Las diferencias en las tasas de natalidad están provocadas por diversos factores, unos que favorecen altas tasas y otros que frenan la natalidad: 
 Positivos Negativos Económicos Entender los niños como una fuente de ingresos o ayuda para los padres. La incorporación de la mujer al mundo laboral. Ver los niños como una carga económica. Religiosos Las religiones son pronatalistas. La pérdida de valores religiosos hace que no haya tanta preocupación por tener o no tener hijos. Políticos Los países pueden promover que las parejas tengan hijos mediante subvenciones. Por el contrario, puede haber políticas para frenar la natalidad, como la política del hijo único en China. Demográficos Una población joven hace que haya una gran probabilidad de una alta tasa de natalidad. La disminución de la tasa de mortalidad infantil, ya que una elevada muerte de niños empuja a tener muchos hijos. El envejecimiento de la población implica una baja natalidad. El retraso en la edad del matrimonio también hace que se tengan menos hijos. 
Socioculturales El analfabetismo es un factor que favorece la natalidad. 
El aumento de la educación, especialmente la femenina, hace disminuir la natalidad. Con la educación llega el conocimiento de los métodos anticonceptivos y la idea de que los hijos cierran oportunidades a las mujeres. 3.2. Mortalidad y esperanza de vida 
La mortalidad es el número de fallecimientos ocurridos en una población durante un tiempo determinado. Contraria a la natalidad, provoca una disminución de la población. Para su estudio también tenemos la tasa de mortalidad, que pone en relación las defunciones de un territorio con su población total. 
                                                Nº de fallecidos Tasa de mortalidad = ------------------------------------------ x 1000                                                  Nº de habitantes 
Dentro de la mortalidad tenemos que tener en cuenta la tasa de mortalidad infantil o número de niños fallecidos antes de cumplir un año por cada mil nacidos. Este indicador es más útil, pues está menos influido por la estructura por edad de la población, ya que un país desarrollado puede tener una alta tasa de mortalidad por el envejecimiento de la población. 
                                                    Fallecidos menores de un año Tasa de mortalidad infantil = ------------------------------------------------- x 1000                                                     Nº de nacimientos durante ese año 
Las tasas de mortalidad son más altas en los países subdesarrollados que en los desarrollados, donde la esperanza de vida se está elevando de forma progresiva. La esperanza de vida es el promedio que se espera que viva un grupo de personas. 

2.3.Piramides de poblacion

2.4. Crecimiento vegetativo o natural 
El crecimiento natural o vegetativo es la diferencia entre la natalidad y la mortalidad. Las tasas más altas corresponden, en general, a los países pobres y las bajas a los ricos. 

2.4. Los modelos demográficos. Modelo de transición demográfica 
La Teoría de la Transición Demográfica explica la evolución que ha seguido el crecimiento de la población, analizando la natalidad y la mortalidad. En él, se observan tres fases:  

 1ª FASE. EL RÉGIMEN DEMOGRÁFICO ANTIGUO: Abarca desde el origen de la humanidad, en la Prehistoria, hasta el inicio de la Revolución Industrial, en la segunda mitad del siglo XVIII. Había altas tasas de natalidad, debido a que los hijos se veían como una necesidad y al papel que jugaba la mujer en la sociedad. 

La mortalidad era también muy elevada debido a la mala alimentación, que hacía a la población muy vulnerable a las enfermedades, unido a la falta de asistencia médica y las malas condiciones higiénicas. Había un alto porcentaje de mortalidad infantil (300 ‰). Esto hacía que la esperanza de vida fuese muy reducida, no llegando a los 40 años. Además, había frecuentes períodos de sobremortalidad o crisis demográficas en los que la mortalidad era catastrófica y superaba ampliamente a la natalidad, debido a hambrunas, guerras o epidemias. Con estas condiciones de vida, el crecimiento de la población era muy reducido y muy lento por lo que, podemos decir, que la población se mantenía más o menos estable. 

 2ª FASE. LA TRANSICIÓN DEMOGRÁFICA: Comienza con el inicio de la Revolución Industrial, en la segunda mitad del siglo XVIII, y abarca hasta la segunda mitad del siglo XX. Muchos países todavía se encuentran en esta fase, ya que este modelo se ha hecho siguiendo la situación de los países más desarrollados pero otros países aún no han culminado el proceso. Esta fase se inicia con un descenso brusco de la mortalidad, debido a la mejora de las condiciones de vida de la población (sobre todo, una mejor alimentación) y a la aparición de los primeros avances médicos. La natalidad en un principio no descendió, con lo que se produjo un fuerte crecimiento demográfico o explosión demográfica que, en el siglo XIX, afectó principalmente a los países europeos. Posteriormente, la natalidad también descendió por la evolución de la sociedad y, especialmente, por el cambio de la situación de la mujer lo que contribuyó a retrasar la edad de matrimonio y reducir el número de hijos. Influyeron, también, otros factores, como la mayor facilidad para acceder a métodos anticonceptivos, la pérdida de influencia de las concepciones religiosas pronatalistas o el propio cambio social que convierte a los hijos en una carga en lugar de una fuente de ingresos. Además, la constatación del descenso de la mortalidad contribuyó, por una parte, a que no se necesitase tener tantos hijos para asegurarse de que alguno de ellos sobreviviera y, por otra, la presencia en las sociedades más desarrolladas de diversos métodos de protección social hizo menos necesaria la presencia de los hijos como apoyo y garantía para el futuro de los padres. Por lo tanto, esta fase se caracteriza por un crecimiento acelerado de la población, que es lo que se conoce como Revolución Demográfica o explosión demográfica.  3ª FASE. EL RÉGIMEN DEMOGRÁFICO MODERNO: Es la situación que se da desde la segunda mitad del siglo XX, en los países más desarrollados. La mortalidad es muy reducida (8-9 ‰), como consecuencia de un buen nivel de vida y unos buenos sistemas sanitarios y de prevención de las enfermedades. 

La natalidad es también reducida (10-13 ‰) tanto por la propia evolución social en la que la mujer desarrolla una activa vida laboral, lo que retrasa y disminuye su fecundidad, como por el hecho de que el porcentaje de población joven es más reducido que en las sociedades con menor desarrollo y mayor natalidad. La baja mortalidad y natalidad configuran una situación estable, donde el crecimiento natural es débil o inexistente y hay una clara tendencia al envejecimiento de la población, ya que la esperanza de vida suele ser superior a los 70 años en ambos sexos. 
2.5 Interpretacion de gráficos. La gripe española

En el gráfico se representa la evolución de la natalidad (lí­nea azul) y la mortalidad (lí­nea roja) en España desde 1886 hasta el año 2010. La diferencia entre ambas variables es el crecimiento natural o vegetativo. En él gráfico se pueden apreciar claramente las dos ocasiones en las que se produce un crecimiento natural negativo, es decir, cuando la mortalidad supera la natalidad: en 1918 y a finales de los 30. Existe, además, un breve periodo en el que ambas variables se sitúan a la par (mediados de los años 90 del siglo XX). En el lateral izquierdo se muestran las proporciones (de cinco en cinco). Al tratarse de «tasas» se refiere a «tantos por mil».
 Análisis de los datos
Durante los últimos años del siglo XIX y el primer decenio del siglo XX los valores de la natalidad y mortalidad son elevados, en torno al 25 o 35 por mil. Es éste un perí­odo en el que aumenta la población aunque no de forma excesiva ya que, como se puede observar en el gráfico, la diferencia entre la natalidad y la mortalidad no es muy grande. Además, en las dos tasas se observan oscilaciones que reflejan las crisis cí­clicas debido a la falta de medidas sanitarias e higiénicas. El aumento de la mortalidad se agudiza en los perí­odos de sequí­a o de malas cosechas ya que España es en estos años un paí­s fundamentalmente agrario. A todo esto hay que añadir la emigración al norte de África y a Ultramar, además del aumento de muertes por guerras, factores todos ellos que reducen también la natalidad. Pese a todo ello el siglo termina con una mortalidad relativamente baja (27 por mil en 1898)
A partir de 1900 se inicia en España el régimen demográfico moderno caracterizado por una aceleración en el crecimiento de la población. Previamente pasa por periodo de «transición».
En los primeros años del siglo XX el aumento de la población se debe a la reducción de la mortalidad especialmente la infantil, por la mejora de las condiciones de higiene, pese a que también se produce un descenso de las tasas de natalidad por el progresivo descenso de la fecundidad y al incremento en la edad de contraer matrimonio    El descenso de la natalidad y, especialmente, el aumento de la mortalidad a partir de 1910 está manifestando las consecuencias de la guerra en el Norte de ífrica. Esta tendencia descendente llega a un punto en el que el crecimiento es prácticamente cero por el gran aumento en el número de muertes que se produce como consecuencia de la epidemia de gripe de 1918. Una vez superada la epidemia, los í­ndices de natalidad y mortalidad se recuperan volviendo a los valores anteriores pero, además de esta recuperación demográfica tí­pica de los años posteriores a un crisis, a partir de 1920 la población asciende por el final de la guerra (1926), las mejoras económicas durante la dictadura de Primo de Rivera y la reducción de la mortalidad por las mejoras sanitarias. Esta tendencia se interrumpe nuevamente durante la Guerra Civil (aumento de la mortalidad y reducción de la nupcialidad y la natalidad). A partir de 1940, en el que se produce un crecimiento negativo, se inicia el ascenso pero los valores anteriores ya no se alcanzan debido a las duras condiciones de la posguerra (aumento del número de exiliados, «generación hueca», difí­ciles condiciones económicas, bloqueo internacional…), sólo existe una ligera aproximación a partir de 1955. Entre este año y 1965 la natalidad asciende, es el tí­pico fenómeno denominado «baby boom» que en España se produce bastante después de la Guerra por las condiciones citadas, la mortalidad desciende por la generalización dela Seguridad Social y la mejora de la situación económica en los años del desarrollismo (años 60 del siglo XX).

A partir de 1976 la tendencia en la natalidad y la mortalidad es descendente (ciclo demográfico moderno). El factor más importante es el progresivo descenso de la natalidad relacionado con la crisis económica pero también con el nivel de desarrollo alcanzado que, al mismo tiempo que seculariza la sociedad, legaliza y populariza los anticonceptivos. Desde los años 70 los valores de las datos se estabilizan en torno al 10 por mil, existiendo un pequeñí­sima diferencia entre ellas. Por ello el crecimiento natural aunque positivo es muy reducido y existe el riesgo de alcanzar en algún momento valores negativos (como en 1998, 1999). Este descenso de la natalidad, unido al aumento de la esperanza de vida, provoca el envejecimiento de la población, fenómeno que ya se está acusando hoy.

2020/04/02

Zein da zure teoria?.Cual es tu teoria)


Gerran gaude?. ¿Estamos en guerra?

Interesgarria da ikustea zenbat dakigun gertaera bakoitza defentsa- eta menderatze-prisma baten bidez kontsideratzen.
Bizitzaren legearen parte den fenomeno baten aurrean gaude. Sorkuntza prozesuetan zein suntsipen prozesuetan agertzen da. Gaixotasuna bizitzaren parte da zentzu biologikoan, endekapena eta heriotza bezala. Ez dago etsairik giza adimenik edo min egiteko asmorik ez dagoenean. Mehatxu egiten digun eta proban jartzen gaituen fenomeno biologikoa da, baina ez da gerra bat.
Gaixotasuna gerra terminoetan pentsatzea, arrunta dena, bizitzaren esentzia gaizki interpretatzea da. Ez du laguntzen nola funtzionatzen duen imajinatzen edo ulertzen. Hemen kontua ez da kontaktura joatea, boxeolari arin batek bezala saihestea baizik, kolpeak itzultzeari uko egingo liokeena.
Hau enegarren aukera bat da konturatzeko gizakia ez dela planeta honetako indar bakarra eta zenbat aldiz egin behar dien lekua besteei.
Salbuespenez, alde batera bultzatzera behartuta gaude, lekua uztera.
Ez da gerra bat, hezkuntza bat da, umiltasuna, harremana eta elkartasuna.

Es interesante ver cuánto solo sabemos considerar cada evento a través de un prisma de defensa y dominación.
Estamos ante un fenómeno que forma parte de la ley de la vida, que se manifiesta tanto en procesos de creación como de destrucción. La enfermedad es parte de la vida en el sentido biológico, como la degeneración y la muerte. No hay enemigo cuando no hay inteligencia humana o intención de hacer daño. Es un fenómeno biológico que nos amenaza y nos pone a prueba, pero no es una guerra.
Pensar la enfermedad en términos de guerra, lo que es común, es malinterpretar la esencia de la vida. No nos ayuda a imaginar o a entender cómo funciona. Aquí no se trata de ir al contacto, sino de esquivarlo como un ágil boxeador, que se negaría en devolver los golpes.
Esta es una enésima oportunidad para darse cuenta de que el humano no es la única fuerza de este planeta y que debe - oh cuánto-a veces hacer espacio a los demás.
Excepcionalmente nos vemos obligados a empujarnos de lado, a dejar espacio.
No es una guerra, es una educación, la humildad, la interrelación y la solidaridad

Coronabirusaren azalpena. Porque es peligroso el coronavirus


CORONABIRUSA- DEDICADO A ALGUIEN QUE HAYA PERDIDO UN SER QUERIDO



Heriotza bizitzaren atala da
La muerte es una parte de la vida

Ulises eta hilezkortasuna: Calipsok hilezkortasuna eskaini zion Ulisesi. Ulisesek uko egin zion eskaintzari, nahiago zuen Itakara itzuli, Peneloperekin itzuli, bizitzaren aldeko apustua. egin.
Ulises y la inmortalidad: Calipso ofreció la inmortalidad a Ulises. Ulises rechazó la oferta, prefería volver a Itaca, a casa, volver con Penélope, aposto por la vida.
Zer gertatzen da ezin dugunean agurtu joan zaigunhurbileko bat?
¿Que pasa cuando no podemos despedir a alguien cercano que se ha muerto?
HONRAR, PAUSAR, SENTIR
La muerte es siempre una interrupción. A pesar de ser la última piedra del camino, a pesar de que sabemos que llegará antes o después, su venida nos corta, nos rompe, nos detiene. Incluso cuando la enfermedad ha sido larga y el alivio del final es una ambivalencia inevitable, la muerte de un ser querido nos interrumpe el amor. No nos deja seguir amando de la misma manera, quizá en forma de rutinas, de una relación que tenía sus más y sus menos, como todas, pero que en mayor o menor medida se apoyaba en el vínculo. El duelo, la despedida, los funerales, los pésames, la liturgia en general nos da un respiro en esa abrupta interrupción. Con las llamadas de los amigos y familiares que nos hacen volver a abrir el grifo temporalmente cerrado del llanto, vamos depositando lo que, a veces en vida, estaba revoloteando alrededor de la relación sin posibilidad de concreción.Entonces caemos en la cuenta de lo que significaba para mí esta persona, de lo que se lleva de mí cuando se va, y es precisamente ese reconocimiento, esa honra, la que es posible cuando compartimos. Si, como en estas circunstancias, no podemos hacerlo arropados por el grupo numeroso que le conoció, que conocía nuestra relación en vida, tendremos que encontrar el momento para hacerlo como podamos. Pero hacerlo. Quizá tengamos que pausar los abrazos, quizá pausar el tiempo juntos para recordar, pero solo pausar. Necesitaremos hacerlo más adelante y recuperar el ritual, el memorial, cuando nos volvamos a juntar. Mientras tanto, si lo necesitamos, hablar, hablar y hablar de quién fue para mí, quién sigue siendo, aunque ya no esté; pero también el aislamiento emocional para despedirme a mi manera, recordando en un homenaje privado. Llorar con quien sienta cerca, bien sea por teléfono o por videollamada, y despedirme, también a solas, sin miedo a aislarnos un rato dentro del aislamiento.No poder despedirse en persona es un acto que va contra nuestra naturaleza, contra la naturaleza del vínculo en vida, y será difícil de asumir y colocar, pero la relación permanece en la cabeza y en el corazón, y es esa la que honrar. El dolor es el resultado de haber amado.



Heriotzaren presentziak
bizitzaren 
edertasuna goraipatzen du

El tener presente la muerte

realza  la belleza de la vida

 Baserriko lorak